León, Guanajuato.- Los cárteles de la droga están sometiendo a las comunidades; se les ha permitido crecer y reprimir, casi hasta la esclavitud, a las personas, afirmó el Arzobispo de León y vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Jaime Calderón Calderón.
Manifestó su preocupación por las masacres que se han registrado este año en la Provincia Eclesiástica del Bajío, la más reciente en San Felipe, donde asesinaron a 7 jóvenes y el caso sigue impune.
Nos hemos dado cuenta de que, en realidad, no es un ataque a la Iglesia. El de San Felipe no fue directo a la Iglesia. Es claramente una lucha de disputa de territorio por parte de los cárteles; con eso quieren amedrentar a las personas y marcar su territorio; obligar a la población a tomar partido sobre los cárteles”, manifestó Monseñor en conferencia de prensa.
El Pastor de la Diócesis de León dijo que es preocupante que los criminales sometan con violencia a la población.
“Lo que es cuestionante es por qué los grupos (criminales) han ido creciendo en dominio y en poder al grado de someter casi a la esclavitud a las personas, particularmente a los jóvenes”.
El Arzobispo destacó que, en forma “malévola”, los delincuentes presionan a los jóvenes de las comunidades para obligarlos a involucrarse con los cárteles.
Sigue siendo un desafío para todos, porque es un problema de todos. Desde 1960, los obispos le han dado seguimiento. El Bajío es una región eminentemente católica, y desde el año 2000, los obispos comenzaron a observar un deterioro moral de las comunidades”
La violencia e inseguridad siguen siendo un reto y un desafío para todos, “pues todos somos responsables para frenar este problema”.
“Nos están sometiendo a todos, en pocas palabras, y vivimos en un país libre donde queremos tener oportunidades todos y donde no sean estos grupos los que están sometiendo a determinados territorios, y es lo más triste”, añadió Monseñor.
Sobre la masacre de San Felipe, aún no hay resultados, “las autoridades están haciendo su chamba, y la Iglesia la nuestra, y la comunidad es la que sufre“.
La Iglesia está muy organizada, en parroquias, y capillas y el párroco de un lugar tiene mucha información y conoce todo el movimiento del pueblo. Pero nuestra misión no es ir a vigilar a la gente, sino tratar de formar comunidades”, agregó monseñor Jaime Calderón.
AAK
