Guanajuato.- Una vez más, el Ballet Folklórico de Amalia Hernández deslumbró a los cientos de personas que se dieron cita en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas. El espectáculo fue un tributo a la gama de estilos de danza y tradiciones mexicanas.
Sin duda uno de los espectáculos favoritos en cada edición del Festival Internacional Cervantino (FIC) es la compañía de la coreógrafa Amalia Hernández, que ahora está bajo la dirección artística de Viviana Basanta Hernández y el apoyo de Salvador López López.
Desde horas antes, las personas se formaron en la calle Mendizábal para alcanzar buen lugar en las gradas, el resto invadió toda la calle alrededor de la explanada para tratar de disfrutar el espectáculo.

Este año, los bailarines estuvieron acompañados por la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) que se encargó de tocar piezas como corridos, canciones con evocaciones prehispánicas, marchas, zarzuelas, música ranchera, huapangos y sones.
Mientras que en el escenario los ágiles bailarines ofrecieron un recorrido por danzas prehispánicas, corridos revolucionarios, bailes de la región norte del país y del sureste.
El zapateando, el Jarabe Tapatío y sones jarochos no faltaron. Además la noche también estuvo amenizado por el ensamble veracruzano Monte Blanco. Así el público quedó maravillado y regalaron una ovación de pie seguida de una lluvia de aplausos para los artistas.
El grupo Mono Blanco, fundado en 1977, se dedica a promover el son jarocho como una expresión musical festiva y comunitaria. En 1980, bajo la dirección de Don Arcadio Hidalgo, revitalizó el género al fusionar tradiciones con propuestas innovadoras.

DMG


