Salamanca, Guanajuato.- Para Salvador Cabrera, reparar bicicletas es más que un trabajo, es una forma de vida y una tradición familiar que le llena de orgullo y satisfacción. En el taller, que lleva por nombre “El Pedal de Oro”, ha pasado 60 años de su vida trabajando en compañía de su padre y fundador del negocio, Celestino Cabrera.
Don Salvador refiere que, como todos los oficios, la reparación de bicicletas ha evolucionado, sin embargo, reconoce que en décadas pasadas se vendían por catálogo refacciones y herramientas que provenían de otros países como Inglaterra y que eran de muy buena calidad.
Extractores, pericas, tronchacadenas, llaves Allen, llaves españolas, bombas de inflado, son algunas de las herramientas que Salvador utiliza para sus jornadas de trabajo, que inician a las 10 de la mañana y terminan a las 8 de la noche. Su taller se ubica en la calle Aldama, casi esquina con Del Bosque.
Este trabajo es como todos, tiene sus altas y sus bajas, pero ya es toda una vida en esto y sabemos que no faltará el cliente que llegue para que le parchemos alguna llanta o le hagamos alguna reparación a su bicicleta. Aquí desarmamos bicicletas y armamos bicicletas nuevas, hacemos todo lo que el cliente necesite”.
En los tiempos actuales, la bicicleta de montaña es la más comercial; la bicicleta chola cromada, de medida número 12 y 16, también tiene mucha demanda; la bicicleta que siempre tiene mercado es la infantil.
Sobrino del legendario Salvador “El Cabo” Pacheco

Salvador Cabrera tiene 70 años y tras 6 décadas dedicadas a reparar bicicletas, hay momentos que resiente la carga de trabajo, pero el gusto por lo que hace y la satisfacción de atender a sus clientes, son el motor que lo impulsa a trabajar como en sus años de juventud.
Don Salvador trae en la sangre el gusto por las bicicletas, además de que su padre le enseñó el oficio, su tío era Salvador “El Cabo” Pacheco, ciclista salmantino que destacó a nivel estatal y nacional.
“Yo inicié desde niño, mi tío era Salvador Pacheco y él tenía su negocio en la calle Hidalgo. Ahí yo iba y me empezó a gustar todo esto de las bicicletas”.
Salvador Cabrera recuerda con gusto los tiempos que practicó el ciclismo, no destacó en las grandes esferas, pero fue una disciplina deportiva que le dejó una gran satisfacción. En su taller tiene algunas de las bicicletas que usó: una Saeta y una Trek modelo 5000, que son francesas, y una Ibis Italiana.
A mí desde niño me gustó mucho el ciclismo y reparar bicicletas, por eso, hasta la fecha, lo sigo haciendo y aquí voy a estar mientras tenga vida”.
AAK
