Jaime Calderón Calderón, arzobispo de León. Foto: José Trinidad Méndez Valadez.

León, Guanajuato.- El Arzobispo, Jaime Calderón Calderón, se refirió al “síndrome de burnout” que afecta a muchas personas debido a la vida acelerada. Exhortó a la comunidad católica a buscar momentos de paz y oración.

Durante su mensaje dominical en la Misa de Catedral de León, el Arzobispo señaló que la sociedad vive un cambio de época, caracterizado por una vida activa y rápida. “Parece que el tiempo se ha movido más intensamente. Parecería que antes la vida corría más despacio. Lo que antes sucedía en un siglo hoy está acotado en una década“, comentó.

Calderón Calderón agregó que esta dinámica ha generado “una vida frenética, preocupados, empeñados en miles de quehaceres, y característico de este tiempo el Síndrome del burnout, del fundimiento y un agotamiento generalizado“. El síndrome de burnout se manifiesta como un estado de agotamiento físico y mental que puede alterar la personalidad y la autoestima.

Los tiempos que estamos viviendo, dicen que es un cambio de época, trae consigo la necesidad de comprender lo que sucede y los desafíos que trae para la Iglesia, para tratar vivir y responder al Evangelio”, afirmó.

Recordó que los bautizados forman parte de la Iglesia y están “destinados a ser luz que vaya iluminando el mundo. Debemos ser luz y orientación en esta época de cambio”.

El Arzobispo añadió que este cambio profundo desafía la forma de ser y actuar de las personas, y que se debe “buscar un mundo donde podamos vivir felizmente y afrontar los problemas que se viven actualmente”.

Monseñor Calderón Calderón enfatizó que no existen personas de primera o segunda categoría, ni quienes solo se dedican al trabajo o a la oración. Destacó la necesidad de complementar ambas facetas: “No puede pensarse que solo unos trabajan y otros deben orar. Los problemas cotidianos se deben afrontar, no contaproniéndolos , sino uniéndolas, sin desligar del mundo; no es sólo gente para rezar, y gente para trabajar en medio del mundo, todos necesitamos de ambas cosas”.

Subrayó la importancia de la oración en la vida de todos y un compromiso colectivo para que la fe y vitalidad, que provienen del Señor, transformen el mundo. “La vida cristiana debe estar arraigada a Jesus, de ahí la necesidad de orar. Un sacerdote que no ora pierde la ruta , pues el activismo desorienta”, concluyó.

Jaime Calderón Calderón mencionó que el mundo actual requiere jóvenes con fuerza física y mental, y que lo que alimenta el corazón es crucial para buscar una vida más plena. La Iglesia, dijo, necesita personas contemplativas que sean “luz y fermento para este mundo oscuro y egoísta”. Reconoció que la fuerza física y mental de los jóvenes es finita y debe ser nutrida en el corazón para una vida más fecunda.

AAK

 

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