La barda de la empresa Flexi fue derribada por la inundación. Foto: Mary Ochoa.

Ocampo, Guanajuato.- No fue el bordo del predio Las Golondrinas sino la presa El Tecolote, distante a unos 2 km aguas arriba, la que inundó la noche del sábado a la comunidad de San Pedro de Ibarra, ubicada al pie de carretera entre los municipios de León y Ocampo.

Esta versión, validada por varios testimonios recogidos en la comunidad, contradice la información oficial, de la Secretaría de Seguridad y Paz, que indica que la inundación ocurrió  “debido a una fractura de aproximadamente 100 metros en el bordo ‘Las Golondrinas’, ubicado en el predio ‘El Tecolote’, con 230 metros de largo en cortina y una altura de 30 metros aproximadamente, mismo es propiedad privada, siendo el propietario Jerónimo”.

La presa el Tecolote “la hizo el Gobierno del Estado para abrevadero, nada más para que guardara el agua, que estuviera drenando por abajo, porque aquí todas las casas tienen pozo, de aquí que se filtrara”, afirmaron.

Cuando empieza el agua (la lluvia intensa) nosotros salimos a ver nuestras presas, empezamos a hacer el recorrido y vimos que (en el Tecolote) el agua ya le había comido medio bordo, entonces, le dije al otro chavo que iba conmigo: ‘Vamos a decirle a Ibarra que se prepare, porque esto se va a reventar en cualquier ratito’, eso fue como a las 5:30 o 6 de la tarde”.

Estas personas le advirtieron del peligro a varios líderes campesinos y al Delegado de la comunidad, Fortino Méndez Hernández, y entre todos comenzaron a avisar de la urgencia de salir de la comunidad hacia la parte alta. Sin embargo, mucha gente no atendió la indicación.

A las 7:40 pm ocurrió el desastre. Fue cosa de menos de media hora. Un torrente de agua, piedras, árboles, cobró fuerza y se llevó paredes, techos, autos, muebles y más. Por la distancia, muchos vecinos no se enteraron, solo cuando comenzaron a comunicarse unos con otros, pasadas las 8:10, 8:20, se comenzó a saber “Ya llegó el agua, ya nos inundó”.

Afortunadamente, solo hubo 4 heridos leves, atendidos en sus domicilios el domingo.

Tronó la cortina

La gente no recuerda un acontecimiento como el que ocurrió este 21 de junio, Día de San Juan, en que tradicionalmente se espera que llueva pero no que ocurra un siniestro

Hace 10 años, hubo una alerta similar, iba a desbordarse un bordo que inundaría la comunidad pero no pasó, por eso, esta vez, muchos no se lo esperaban, hasta que la alarma fue inminente y tuvieron que dejar todo.

AM acudió a la cortina de la presa el Tecolote y se pudo observar los alcances del volumen de agua, que cubrió gran parte del valle y terminó por vencer la parte más alta de la cortina. En el lugar, el delegado, Fortino Méndez Hernández y el tesorero del ejido, Alfredo Chávez Varela, explicaron que cuando la corriente de agua que llegaba a la comunidad se volvió rojiza, muchos entendieron que se trataba del tepetate de la cortina, que se estaba deshaciendo.

La cortina se fue desgastando por la cantidad de agua recibida de los afluentes cercanos,  hasta que reventó. “La culpa no fue de nadie”, dicen los consultados.

De acuerdo a estas personas, siempre hubo la inquietud de que esto pudiera pesar. Ahora que la inundación ocurrió, la gente no tendrá confianza en que se repare la cortina, no la van a aceptar de nuevo, si bien, el asunto aún no se ha platicado con las autoridades, importa atender lo urgente: alimentar a las familias,  limpiar las casas, volver a poner un techo sobre sus cabezas, después se verá lo demás.

La madrugada del sábado 21 de junio nadie en San Pedro durmió. No tenían dónde. Pero además, estaban ocupados sacando el agua, rescatando lo que se pudiera. Fue muy poco. Aquellos que tenían su casa a salvo bajaron con sus amigos, conocidos y parientes a ayudar a limpiar.

El señor Ramón contó a AM que fue hasta el domingo en la noche que un conocido les regaló unas cobijas, donde él, su esposa, sus hijas, yernos y varios nietos pudieron tender en el suelo húmedo para dormitar. Está preocupado porque se le mojaron sus papeles importantes: escrituras, actas de nacimiento, visas.

Magdalena Varela Rangel cuidaba la casa de su cuñada, que vive en Estados Unidos. La propiedad fue una de las arrasadas hasta los cimientos.

Ella cuidaba la propiedad y en estos días se preparaba para recibir a sus dueños. Estos ya no tienen a dónde llegar. Se echaron a perder la sala, el comedor, tres televisiones, aire acondicionado, cocina integral, cajas enteras de ropa de vestir y de cama, camas, bases, roperos. Los daños aquí superarían los 200 mil pesos.

Pero hay otras pérdidas, no cuantificables: la esposa de Ramón, como muchas personas mayores, guardaba “tesoros”: sus santitos, libros de rezos, recuerdos, prendas de vestir de sus hijos, de sus padres, de sus nietos. Todo tendrá que irse a la basura.

En la iglesia en honor de San Pedro, los gabinetes, estantes, libros viejos y de la Notaría Parroquial (el daño más grave), quedaron inutilizables. En las paredes del templo, apenas hace cuatro años se instaló madera, la que aún deberá valorarse si permanecerá.

El precio que tienen nuestras pertenencias son más bien históricos, culturas y más bien, registros que son muy importantes para el caminar de la iglesia. Algunas imágenes también se nos mutilaron”, dijo Cirilo Olvera, párroco de la comunidad.

No obstante, la comunidad se prepara para celebrar la festividad de San Pedro Apóstol, este 29 de junio, donde celebrarán la vida, la unión y la reconstrucción. Con esperanza.

Desmienten riesgo en San Felipe

Este lunes 23 de junio circularon en el vecino municipio de San Felipe rumores sobre el posible desbordamiento de la presa Chirimoya y de la presa de Jesús María, ambos fueron descartados por el gobierno de Saraí Lepe Monjarás.

La presa Chirimoya está ubicada al norte del municipio, cerca de los límites con el estado de San Luis Potosí, mientras que la de Jesús María está al sur, a unos 10 km del entronque donde se divide la carretera a León, la ruta de Vergel de la Sierra de la de Silao.

La oficina de comunicación social del Municipio informó que se estaban realizando desfogues preventivos, por lo que las comunidades aledañas no estaban de momento en riesgo.

Evaluación

El aparato de reconstrucción del Gobierno del Estado, encabezado por la Secretaría de Gobierno (SG) realiza un censo de afectados, tanto en viviendas, calles, jardín principal, y en otras instalaciones, como la escuela primaria Miguel Hidalgo, que preparaba la graduación de los alumnos de sexto para el 14 de julio, pero que quedó en suspenso, tras resultar anegada. 

La SG informó que en la localidad trabajan 5 retroexcavadoras y 5 camiones de volteo y esperan la llegada en breve de otra retroexcavadora y otro vehículo de volteo.

Plan DN-III, activado 

El general Juan Manríquez Moreno, coordinador de la Guardia Nacional en Guanajuato, anunció que este martes 24 de junio llegará una fuerza de 100 elementos más para apoyar en las acciones de limpieza del plan DN-III, pues decenas de familias aún requieren el retiro, no solo de muebles y enseres domésticos arruinados, también de bloques de construcción o árboles, los cuales van a retirar manualmente de las casas y de algunas calles, con el apoyo de maquinaria pesada.

Hubo bardas afectadas, caída de árboles. Hay dos albergues preparados por Gobierno del Estado, pero las personas solo van, toman sus alimentos y regresan a sus casas (a limpiar), ya que en su mayoría, no sufrieron daños estructurales, solo daños materiales. La gente está muy dolida porque se le echaron a perder sus muebles, su ropa, sus documentos”.

Aseguró que hay una vigilancia conjunta con Protección Civil Estatal de los cuerpos de agua alrededor de la comunidad y en todo el estado, aunque de momento, se descartan riesgos para la comunidad.

“Si alguien vive en el lecho de un arroyo o cerca de uno, porque se haya construido ahí, que estén pendientes del caudal de las presas, porque puede pasar lo que ocurrió aquí: que se sale de su cauce el caudal de la presa y que sin esperarlo, el agua se viene con un gran avenida y que se inunde el pueblo”.

Así se pronunció el mando de GN, a metros de una losa de concreto que una vez fue el techo de una casa vecina y que “se deslizó” por la fuerza del agua a media calle.

AAK

 

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