León, Guanajuato.- La noticia del fallecimiento de Xava Drago, voz de Coda, cimbró a la comunidad rockera de León.
Para Roberto García, exgerente de bares en la ciudad y uno de los que más trato tuvo con el cantante en sus visitas, la partida de Chava (como lo llamaban sus amigos) dejó un vacío imposible de llenar.

“El día que lo conocí no lo podía creer. Yo estaba chavo y de repente tenía enfrente a uno de mis ídolos, a esa voz que tantas veces había escuchado en discos, ahora cantando en vivo en el Top Music”, recuerdó.
Aquel primer encuentro fue cuando Coda llegó a León con una alineación alterna, donde Drago compartió escenario con el guitarrista Kike Cuevo.

Roberto guarda una anécdota especial: una noche de partido entre León y Cruz Azul, Chava aceptó posar con la camiseta esmeralda que él mismo le prestó.
“Le dije: ‘Ponte algo bien’, y terminó cantando con la playera de León. Esa foto es inolvidable”.
Humildad y cercanía con la gente
Más allá del escenario, Drago se distinguía por su sencillez. “Era muy sano, nunca lo vi tomar. Me pedía agua o un jugo y siempre llegaba con una sonrisa. Aunque estuviera en soundcheck y la gente quisiera una foto, me decía:

‘Pásalos, no hay problema’. Para él era un agasajo convivir con sus fans”.
Su voz era otro impacto: potente, afinada y natural.
“Lo escuchabas en vivo y decías: ‘Qué bárbaro’. No le pasaba como a otros artistas que en disco suenan de una manera y en vivo de otra. Él tenía un don”.

Un músico fiel a los suyos
La humildad de Chava también se reflejaba en su trato con los músicos. Roberto cuenta que en una ocasión, uno de los dueños de un bar quiso llevarlo en un BMW hasta su hotel, pero él se negó.
“Me dijo: ‘No, yo me voy con mi banda’. Era muy leal, muy respetuoso con sus compañeros”.

Incluso en sus años en Cabo San Lucas, donde Roberto lo visitó, lo recibió con hospitalidad y amistad sincera.
“Me encargó unas chamarras de piel y yo llegué con ellas puestas en pleno calor, cargándolas. Y aun así me recibió como un hermano, hasta me presentó con Sam Jagger. Así era él: cálido, generoso”.
La huella en León
Para Roberto, el legado de Drago en León es profundo.
“Hizo muchos amigos aquí, dejó una escena marcada. Su potencia vocal es irrepetible, no cualquiera puede rendirle un tributo. Por eso duele tanto su partida”.
En lo personal, lo recuerda con gratitud, además de que siempre estaba para los amigos.
“En WhatsApp me mandaba canciones o demos, me pedía opinión y me decía: ‘¿Qué onda, mi Rockstar?’. Yo me sentía afortunado de escuchar su música antes que muchos. Eso habla de la confianza y la sencillez que tenía”.
Con la voz entrecortada, Roberto concluye.
“Xava Drago fue todo un guerrero. Luchó hasta el final y nunca se rindió. Para quienes lo conocimos, será eterno. Su legado y su calidez humana quedarán por siempre”.
