León, Guanajuato.- Para los rockeros de corazón en León y San Luis Potosí, 1989 no fue un año cualquiera. Fue el año en que Black Sabbath, una de las bandas más influyentes del heavy metal, fue cancelada por considerarse “satánica”.
Aquel episodio se convirtió en símbolo de censura, conservadurismo y represión cultural. Tras el fallecimiento del frontman de la banda, Ozzy Osbourne, la herida de nuevo se abre y la comunidad musical de León y San Luis Potosí, lo recuerdan como si fuera ayer.

El concierto estaba programado para el 28 de octubre en el estadio Nou Camp de León. Los boletos ya circulaban con un precio de 40 mil pesos (de los de entonces), y la emoción era palpable. La promotora Plustar Producciones había logrado traer a Carlos Santana un año antes, así que el éxito parecía asegurado.
“El permiso para la celebración de esta concentración rockera ya estaba dado. Ayudó mucho el éxito con Santana, pues los ingresos por turismo se dispararon”, declaró entonces Ricardo Adame, vocero de la empresa.
Sin embargo, apenas seis días antes del concierto, el gobierno municipal anunció su cancelación. La razón oficial: presión de sectores de la población que denunciaban “la apología al satanismo y las drogas” por parte de la banda.

Cuando el prejuicio le ganó al escenario
La reacción no se hizo esperar. Los fans, ya organizados, intentaron resistir la medida.
“Fue un asunto bien sonado. En ese momento ya estábamos organizados y lo que queríamos era libertad de expresión”, recuerda Alejandro González, melómano y músico leonés. “A los que nos gusta Black Sabbath ya teníamos previsto irnos a San Luis Potosí, pero también se canceló por un gobierno panista”.
La nueva sede sería el estadio Plan de San Luis. Pero el mismo destino los alcanzó. El gobierno potosino también echó atrás el permiso. Según argumentaron, no se cumplían los requisitos de seguridad. Pero entre la comunidad rockera se sostiene que fue presión social y religiosa lo que llevó a la censura.

“Se manifestaron en la calle amas de casa, grupos católicos, la Unión de Sinarquistas… numerosas personas se comunicaron para pedir la cancelación. La decisión está basada en normas y no califica la moral del espectáculo”, dijo en su momento Enrique Morán, entonces secretario particular del alcalde Guillermo Pizzuto.
Rockeros, detenidos y heridos: lo que dejó la cancelación
La frustración escaló. Hubo manifestaciones, disturbios y represión. Según reportes de prensa de la época, tras la cancelación en San Luis se registraron más de 40 lesionados y 50 personas detenidas.
El periódico Excélsior del 29 de octubre de 1989 detalló también el impacto económico: Black Sabbath cobró 500 millones de pesos, sin contar viáticos y traslados desde Japón. La promotora, además, anunció una demanda contra el gobierno potosino por mil 500 millones de pesos, argumentando cancelación fuera de tiempo.
Black Sabbath, decepcionado con México
La cancelación no sólo afectó a los fans. La propia banda se mostró decepcionada por la decisión y por el estigma que se mantenía sobre el rock.
“A través de su música querían desmitificar al rockero. Les sorprendió mucho que fueran señalados así”, recuerdan algunos promotores de la época.
Aunque no tocaron en León, sí se hospedaron en el Hotel María Dolores de San Luis Potosí. Pero tras la doble cancelación, la alineación de Tony Iommi, Cozy Powell, Tony Martin, Geoff Nicholls y Neil Murray nunca volvió a presentarse en México.
Una herida abierta en la historia del rock nacional.
A 34 años de distancia, la comunidad rockera aún lamenta lo ocurrido. El episodio se ha convertido en parte de la historia no oficial del rock mexicano, un recordatorio de los prejuicios que marcaron a una generación.
“Queríamos música, no dogmas. No nos dejaron elegir”, concluye Alejandro, aún con la voz cargada de desilusión.
