León, Gto.- Risas, gritos, aplausos y hurras se escuchaban desde lejos, a unos metros del Arco de la Calzada. El parque de los Niños Héroes estaba iluminado y en su aforo había 200 sillas ocupadas por espectadores que acudieron al cierre del Primer Festival de Cuentacuentos, ocurrido del 22 al 25 de octubre.
El sábado, de 7:00 a 9:00 de la noche, se llevó a cabo la jornada de clausura de este gran festival, donde participaron 14 cuentacuentos, entre ellos cuatro internacionales y cuatro niños que se inician en estas prácticas.
Tanto en las bancas como en las jardineras, cientos de personas se detuvieron a escuchar a los narradores. Los enamorados estaban, como dice el refrán, “un ojo al gato y otro al garabato”, soltando de momento tremendas risotadas.

El cierre del festival se dio bajo los luminosos faroles del parque, donde todo era bullicio. De repente, parpadeaban las luces de una televisión en un negocio cercano: otro público veía el juego León contra Pumas. “¡Pega en el travesaño… gol, golazo!”, se escuchó.
Pero los de abajo, y no precisamente los de la porra de La Fiera, no se inquietaban por el marcador: su atención estaba en los cuentos de “La Cocona”, Tantán y, por supuesto, del maestro Armando González, “Señor Ranita”.
Monserrat Segura López, “La Cocona”, de León, “donde la vida no vale nada”, cantó y actuó el cuento del tiburón que va de visita al dentista. A través de música y humor relató el miedo del escualo a acudir al consultorio y el del odontólogo al tenerlo enfrente. Dos miedos se encontraron y brotaron las risas y los aplausos.
Luego vino el carismático Roberto Benítez, “Tantán”, un guampudo de Huetamo, Michoacán, que se llevó las palmas con su relato.

Narró la historia de Chanito, un hombre perezoso a quien los vecinos advirtieron que si no trabajaba, lo enterrarían vivo. Él no lo tomó en serio, pero al enterarse el alcalde, exclamó: “¡Yo regalé el cajón!”. Entre risas, Tantán continuó: cuando llevaban a Chanito al entierro, encontraron a un hombre con un burro cargado de costales.
Le dijeron que llevaban a enterrar a Chanito y él gritó, chifló… Apareció Chanito, quien al saber que los costales eran de mazorcas y no desgranadas, respondió: “Entonces mejor que siga el entierro”, provocando carcajadas del público.
El colombiano Harry Guerrero compartió cómo nació el Festival Internacional de Cuentacuentos. En su historia, su personaje encuentra una rana y la lleva a su casa. Tras varios enredos, la ranita le pide un beso; al hacerlo, rompe el hechizo y se cumple el sueño: un festival de cuentacuentos que hoy es una realidad.
Finalmente, Armando González Galán, también conocido como “Señor Ranita”, relató la historia de Nando, un niño al que le encantaba platicar. Contó sobre los castigos en la biblioteca, los tamales que le daba su abuelita (¡11 al menos!) y los chicles de bolita… pero las palabras seguían saliendo.
Al final, confesó que ese niño Nando era él mismo. ¡Aplausos cerrados para el Señor Ranita y el Cierre del Primer Festival de Cuentacuentos!

DMG

