León, Gto.- El padre Juan Everardo Mendoza Valencia de 90 años, cura emérito del Templo de Nuestra Señora de Guadalupe en la comunidad de La Sauceda, es uno de los últimos testigos con vida de La Cristiada. Su padre fue el coronel cristero Ezequiel Mendoza Barragán destacando en Morelia y Guerrero.
Es un sacerdote muy estimado en La Sauceda en Guanajuato, rumbo a Juventino Rosas. El tomó los hábitos como arma para defender a Cristo Rey, “Tomé el camino correcto y hasta hoy le soy fiel a Dios Todopoderoso desde el ministerio”, comentó.
La revista Verdad de 1961, publicó que Agripina Montes ”La Coronela”, simpatizante de cristeros, solventó los estudios del cura Everardo en Roma y esa fue “su gran victoria”.
Es un presbítero menudito, que recibe al AM en su casa parroquial. Es afable, levanta la mirada, saluda y como un disparo recomienda: “Léanlo se los recomiendo”. El título de la obra es “La Fe es Razonable”, de Scott Hahn (Ralalp).

Lleva más de 60 años en el sacerdocio, es cura diocesano de la Congregación de Operarios Guerreros de Cristo y conoció al fundador sacerdote Enrique Amezcua Medina, pero el padre Mendoza Valencia se dice ser el primero y en efecto, fue el Primer Rector o Capellán del templo de Nuestra Señora de Guadalupe, en La Sauceda, Guanajuato.
Ya no recuerda la fecha con precisión pero le causa un gran gozo: “Ahora ya nada más soy emérito. Hay gente más nueva, pero yo soy fiel a Cristo”.
Sus padres están enterrados cerca del Monumento a Cristo Rey. “ Yo quiero estar allí cerca de ellos cuando muera”, expresó durante un encuentro con cristeros en 2023.
Lo cristero lo lleva en la sangre, su padre Ezequiel Mendoza Barragán se hizo cristero y llegó a coronel, después de comprender la situación del conflicto Iglesia- Estado, rechazó la Ley Calles y tomó las armas: “En defensa de sus creencia y del atropello cometidos por el gobierno”.

Lo anterior, así lo evalúa el padre Mendoza Valencia, que cuenta que ”Iba a nacer en Guerrero, pero debido a que mi padre, ‘Don Cheque’ como lo conocían, vivió un episodio trágico, donde el presidente Municipal de Coalcomán mató de mala forma al padre, Epigmenio Madrigal, a una prima y una sobrina de mi padre y cuatro personas más. Se tuvo que regresar a Coalcomán, Michoacán y allí nací”.
De los hechos de Coalcomán está documentado, donde los federales sufrieron su mayor revés al quedar sitiadas las fuerzas del general Tranquilino Mendoza durante tres meses.
Cuando el antes mencionado trató de romper el cerco, Mendoza Barragán, emboscó el barranco de Pinolapa. De los 1500 federales, sólo regresaron 500, exhaustos y enfermos
Refiere que su padre denunció la atrocidad del exalcalde, el cual fue desterrado.
Cárdenas pidió la renuncia del presidente municipal, quien no había logrado mantener el acuerdo y la gobernabilidad en la región. Nombró un presidente interino con la instrucción de entenderse con los católicos y designó comandante de las defensas rurales al jefe cristero Ezequiel Mendoza Barragán.

Éste en su libro Testimonio Cristero, apunta: “Ramón y yo quedamos los últimos y el general Cárdenas vino por nosotros, entró por Colima a Coalcomán y preguntó quién era yo. Le hablaron bien de mí. Y en el camino que salgo yo con 5 muchachos míos, en el rancho de Las Parotas […] [Dijo] “yo pienso que sigas en la zona y el gobierno te ayudará. Al cabo tu modo de gobernar está de acuerdo con el gobierno. Que te quedes para cuidar lo que has cuidado tantos años”. Me dio nombramiento por escrito de jefe de operaciones y así la pasé hasta el año de 1942″.
Una vez pasado el tiempo su progenitor, Ezequiel Mendoza, siguió su camino a la Sierra Madre del Sur a evangelizar, fueron 14 pueblos donde lo hizo.
E inclusive el Arzobispo de Acapulco Rafael Bello a la muerte de “Don Cheque” le dio pésame a su viuda María Dolores Valencia y a sus hijos. Elogió la labor de su padre, el coronel Mendoza Barragán como gran evangelizador. ”Debe estar en el cielo”, les expresó en esa ocasión.

La entrevista con el historiador Jean Mayer
Conoció el historiador Mayer a Ezequiel Mendoza pasado los 70 años de edad y al referirse a él en su tomo “III La Cristiada”, cita la forma que le hablaba a sus huestes:
No queremos compañeros que traigan fines torcidos, queremos hombres que de todo corazón quieran agradar a Dios en todo, sin otro interés que defender a su Iglesia nuestra Madre. Ya que sus feroces enemigos la quieren exterminar, aunque no lo conseguirán, porque fue dicho por Nuestro Señor Jesucristo que ‘las puertas del infierno no prevalecerán contra ella’; y lo que Cristo ofreció lo cumple; también dijo que pasarán los cielos y la tierra, pero sus palabras no pasarán”.
Hay testimonios de las victorias de Ezequiel Mendoza en Tepalcatepec, donde sitió a los federales, el jefe de éstos se rindió y se convirtió en cristero, así como en otras batallas donde un grupo de aguerridos cristeros dieron cuenta de miles de federales.
En cuanto al supuesto arreglo Iglesia-Gobierno. “Más bien fue desarreglo”, dijo el cura Everardo Mendoza, tal medida provocó la caída de miles de jefes cristeros, los cuales siempre obedecieron la palabra de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa.
La Cristiada tuvo un periodo de 1926 a 1929 y siguió años después a lo que el pueblo llamó segunda guerra Iglesia-Estado, hecho que reconoce Mendoza Valencia. En este el gobierno persiguió y mató a muchos “rebeldes” solo por su fe, coinciden historiadores como J. Meyer.

Caminos paralelos
Yo desde muy pequeño, tendría siete años quizá, siempre soñé ser sacerdote. Ponía mi altar y le pedía a mis hermanas me ayudarán a celebrar la Misa”.
Se cuenta que el padre José María Martínez, quien casó a ”Don Cheque” y a María Dolores Valencia, les expresó que la mayor alegría que tendrían sería que un hijo fuese cura o una de sus hijas religiosas.
“Soy feliz como sacerdote, no me arrepiento de nada. Yo me inicié en Tacámbaro con muchas deficiencias, mis padres no tenían dinero. El seminario me dio una parte y la otra un párroco José María. El Arzobispo era Abraham Martínez Betancourt”.
Fue ordenado sacerdote en 1960- 1961 en Tacámbaro y en poco tiempo estuvo como director de disciplina – platica-, allí conoció al padre Enrique Amezcua Medina, quien había sido enviado a Roma a estudiar por parte de Martínez Betancourt.
Explica que se le pidió fuera con el Padre Amezcua Medina a Tultepec a ayudarle y fomentar las vocaciones. “Dicho lugar tenía 150 años sin sacerdote y emprendimos dicha tarea.
“En ese lugar fue donde se le apareció la virgen a Juan Diego y curó al tío Bernardino, es parte de la quinta aparición de la Reina de México, pertenecía a la Diócesis de Texcoco. Terminó como parroquia y con más de 300 mil fieles. Un gran logro”.
Posteriormente vino a auxiliar a los padres a Cristo Rey. Se asentó en la actual parroquia de la Guadalupana, en La Sauceda, hoy día se dedica a leer, a orar y auxiliar espiritualmente.
DMG
