Algunos gatos reaccionan con agresividad al contacto físico no deseado, mientras que otros pueden tolerar nuestros acercamientos a cambio, simplemente, de comida y un sitio donde dormir.

A pesar de ello, un gato tolerante no es necesariamente un gato feliz. De hecho, los niveles más altos de estrés se observan en gatos cuyos dueños afirman que se muestran conformes con las caricias en lugar de demostrar que no les gustan.

Cómo acariciar a un gato

La clave para triunfar en nuestra gatuna empresa es conceder al felino la capacidad para elegir y controlar las interacciones. Por ejemplo, es importante que manifieste si desea recibir cariño y que controle la zona de su cuerpo en la que está dispuesto a ser acariciado y durante cuánto tiempo.

Debido a nuestra naturaleza táctil y a la atracción que sentimos hacia los animales bonitos, puede que nos cueste ignorar nuestros instintos y que precisemos de altas dosis de autocontrol.

Sin embargo, el esfuerzo podría ser compensado, ya que un estudio demuestra que es más probable que las interacciones duren más cuando es el gato, y no la persona, el que las empieza.

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Entre los signos para saber si el gato está disfrutando de las caricias está el ronroneo y una expresión facial relajada, con las orejas apuntando hacia delante.

También es importante prestar atención al comportamiento y a las posturas que adquiere el felino durante las interacciones para asegurarnos de que está cómodo.

Al establecer contacto físico, menos es más, y no solo en los reconocimientos veterinarios, sino también cuando el gato se relaciona con gente en un entorno más relajado.

Como norma general, a la mayoría de los gatos les encanta que les toquen alrededor de las zonas en las que se localizan las glándulas faciales, como la base de las orejas, bajo la barbilla y cerca de las mejillas.

Por el contrario, no disfrutan tanto del contacto en la barriga, el lomo y la base de la cola.


Signos de disfrute del gato:

  • Mantiene la cola erguida e inicia el contacto.
  • Ronronea y hace algo parecido a amasar con las patas delanteras.
  • Mueve suavemente la cola de lado a lado mientras la estira en el aire.
  • Exhibe una postura y una expresión facial relajadas, con las orejas apuntando hacia delante.
  • Te empuja con cariño si detienes las caricias, para indicar que continúes.

Signos de rechazo o tensión:

  • Mueve o voltea la cabeza en tu dirección contraria.
  • Se muestra pasivo (no ronronea ni busca el contacto físico).
  • Parpadea de forma exagerada, sacude la cabeza o el cuerpo o se lame la nariz.
  • Se asea repentina y apresuradamente durante poco tiempo.
  • Se le eriza el pelo o contrae la espalda.
  • Mueve o agita la cola o golpea con ella.
  • Aplana las orejas y las orienta hacia los lados o hacia atrás.
  • Gira bruscamente la cabeza para enfrentarte a ti o a tu mano.
  • Te muerde, aparta o golpea tu mano con una pata.

Así las cosas, es discutible si los gatos pueden ser considerados unos “bebés peludos”.

A muchos les encanta que les toquen, mientras que otros, como mucho, lo soportan. En cualquier caso, es importante respetar los límites que establece el gato salvaje que llevan dentro, aunque eso suponga admirar su belleza desde lejos.

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