Fue un 23 de septiembre de 1917, es decir hace 108 años que nación en Tulancingo, Hidalgo; el único héroe de carne y hueso, Rodolfo Guzmán Huerta, conocido internacionalmente como “El Santo Enmascarado de Plata”.

Cuenta la historia que, como varios talentos, de la ahora llamada en su honor “Cuna de la lucha libre”; tuvo que partir pequeño junto con su familia, buscando mejor vida en la capital del país.

Fue precisamente en ese lugar donde inicio como luchador profesional en los años 30 con nombres como los de Rudy Guzmán”, “El Hombre Rojo”, “El Demonio Negro” y “El Murciélago II”, sin tener mayor éxito.

Sería hasta el 26 de julio en su debut en la Arena México con el nombre del Santo que se empezó a forjar el ídolo de afición, primero en el bando de los rudos y después cambiando a la esquina de los técnicos, para brincar a la pantalla como combatiente de los villanos, vampiros y hasta extraterrestres.

El ícono de la cultura popular mexicana que alcanzó la fama internacional, tuvo varias aristas que lo llevo a ser leyenda como la publicación de las historietas llamados también comics por el editor José Guadalupe Cruz Díaz.

El luchador tuvo en su palmarés varios campeonatos y muchos sus rivales deportivos entre ellos a quienes les ganó la cabellera como Enrique Llanes, Cavernario Galindo, Bobby Lee, el Murciélago Velázquez los que les quitón la máscara están: Lobo y Halcón Negro, Shadow, El Gladiador, Golden del Terror, por mencionar algunos.

El Enmascarado de Plata, marcó en el país una época en el cine de acción de terror con más de 50 producciones para la pantalla grande, teniendo entre los protagonistas a compañeros de los encordados nacionales como Blue Demon y actores destacados de la época como la recordada Lorena Velázquez.

Enigmático, siempre apareciendo con la máscara plateada y su capa brillante volando por los aires, dos años después de dejar el cuadrilátero, un 26 de enero de 1984, en un programa televiso dio conocer su identidad, unos días después el 5 de febrero murió  por un infarto agudo a miocardio actuando en el teatro Blanquita.

Su pose deportiva de defensa ha quedado inmortalizada en su imagen y en los muñecos de plástico de todos los luchadores, mientras que su rostro oculto tras máscara de plata es identificable en todo el mundo.

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