“La Puchunga” es la marca de productos comestibles resultado de lo aprendido en el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) de Estación de Apulco, lo que muestra que ese modelo educativo da resultados positivos.

“Ahí estudié la ingeniería agroindustrial, no me pude dedicar de lleno a la carrea, sin embargo, a mis alumnos les enseño a elaborar un promedio de 20 productos en un año”.

Claudia Elizabeth Serna de 51 años, universitaria, docente en una telesecundaria de Cuautepec de Hinojosa es quien ha tejido una nueva historia en su vida desde hace año y medio.

Pensó en hacer algo para ella como una terapia que la sacara de su rutina y dijo. “si le enseño a mis alumnos ¿por qué no lo hago yo?”

Entonces se puso a elaborar, dulces como tarugos, tamarindo y mazapán, mermelada zarzamora y xoconoxtle, chiles en vinagre habanero y salsas artesanales morita, chile de árbol con morita, chiltepín, habanero y chile de árbol con cacahuate y ajonjolí, que no necesitan refrigeración.

Fue bazar Colibrí de Acaxochitlán, municipio del que es originaria, donde le dieron la primera oportunidad de venta, posteriormente ha estado en Santiago Tulantepec, Cuautepec y Tulancingo.

Las delicias de sus creaciones ya hicieron que se conozca La Puchunga, nombre que le puso porque así se habla de cariño con su esposo: “estoy en proceso de registrar mi marca en el INPI (Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas) y mi empresa es el proyecto de dedicación luego de que me jubile como profesora”.

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