Lolita Yáñez junto con sus hijas Angélica y Martha apuran sus manos para terminar los pedidos, dando vestimenta a las imágenes en bulto que representa el niño Dios, labor artesanal que desde hace medio centenar de años realizan en su local 64-Bal interior del Mercado municipal de Tulancingo.

Rodeadas de telas, listones, aplicaciones de todo tipo bien ordenadas y etiquetadas, cestas, sillitas de madera, trabajan sin descanso dado que domingo 2 de febrero se celebrará el Día de la Candelaria y con ello la costumbre religiosa de la bendición de las figuras hechas en cerámica.

REGALO DEL CIELO

Es un regalo del cielo, suspira Lolita, fue por casualidad cuando su sobrina abandonó esta labor al contraer matrimonio hace 50 años; lo hacen con amor sin importar el cansancio, como una tradición de la familia Yáñez Morales: “aprendí viendo, mis hijas y esposo me respaldan”.

Empezó a hacer sus diseños que afirman son diferentes a los de otros lados, son especialistas en vestir desde un niñito de rosca hasta pasando por los de 8 hasta los de 70 centímetros.

LA USANZA Y PRECIOS

La usanza es llevar las imágenes a bendecir por 3 años; el primero usan ropón como los de los bautizos, el segundo ya se puede usar color, no llevan corona, si resplandor o potencia y el tercero puede representar a algún santo o el Sagrado Corazón, San José, Niño de Atocha, es decir los que están en templos venerados, no inventados, “nunca lo hacemos, seguimos la creencia católica”.

Los atavíos más sencillos cuestan 250 pesos y de ahí para arriba, considerando el gusto, tamaño y situación económica de los clientes.

Todo el año dan ese servicio, incluso el mero dos de febrero, esta herencia ya llegó a una nieta que es la restauradora de esta cerámica, pero esa es otra historia.

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