Quizás inspirados por los intrépidos protagonistas de películas, o tal vez motivados por la curiosidad incesante de un niño que descubre su entorno por primera vez, cualquier persona soñó con ser aventurero y recorrer el mundo buscando presenciar los paisajes mágicos que existen en el planeta.
Sin embargo, conforme crecemos perdemos esa curiosidad, aunque existen hombres y mujeres que desafían los límites del cuerpo y de lo que creemos establecido, en busca de nuevas metas y un mundo extenso por explorar.
Tal es el caso de la leonesa Andrea Dorantes, quien hace muy poco hizo historia al ser la primera mujer en atravesar la capa helada de Groenlandia, y se prepara en busca del desafío más grande de su carrera: conquistar el Polo Sur durante noviembre de este año.
La pasión que mueve montañas
Desde pequeña, Andrea fue fanática del futbol. Su sueño era ser futbolista como Lionel Messi o Ronaldinho, sus ídolos de la niñez, sin embargo, la vida la fue guiando por caminos como el ciclismo, el esquí, y también rumbo al Pico de Orizaba, experiencia que durante la pandemia, despertó en ella esa pasión latente.
“Lo que me apasiona de este deporte es que siempre me está desafiando y te exige dar la mejor de ti, también te invita a conocer más y sobre todo en el tipo de retos que hago, en los que se requiere una versión diferente de mí para subir el Everest, cruzar Europa en una bicicleta o una expedición polar”, declaró.

El reto de una vida.
Nacida en León, Dorantes es una de las atletas leonesas más destacadas a nivel internacional en los últimos años, pues la joven hizo historia en 2023, al convertirse en la mexicana más joven en escalar el Everest, esto a los 26 años.
Este ascenso fue parte del reto en el que la deportista se propuso escalar las siete montañas más altas de cada continente, y en el cual conquistó las cumbres del Aconcagua en Argentina, Denali en Alaska, Kilimanjaro en Tanzania, Kosciuszko en Australia, Everest en el Himalaya y Vinson en la Antártida, convirtiéndose este último en su inspiración para el siguiente reto.
“Tuve la oportunidad de esquiar de la latitud 89 al Polo Sur en una travesía de 111 km, desde ahí me fascinó y descubrí que hay una travesía que voy a hacer en noviembre de 1,130 km”, declaró.
“En los dos meses que dura la expedición estaré sola, jalando en un trineo todo lo que necesito para poder sobrevivir todo ese tiempo, es por eso que me he estado preparando en Noruega, haciendo expedición en los últimos dos inviernos, además de mi reciente expedición a Groenlandia”.
Pesé a que la mayoría de personas, la sola idea de escalar montañas por encima de los 4 mil metros de altura resulta aterrador, Andrea considera que ello no será nada a comparación de lo que tendrá que enfrentar para sobrevivir en la Antártida.
“El ataque a cumbre del Everest fue uno de los retos más importantes de mi vida, pero considero que el reto que se viene es aún mayor porque si bien en la montaña la altura juega un papel clave, hay mucha más comodidad en el campamento base.
“En la Antártida nadie me va a hacer nada, yo tengo que llevar mi casa de campaña para esos meses, poner la casa, derretir el hielo, hacer la navegación, todo recae en mí. Además está el clima, para ponerlo en perspectiva, en un día soleado y sin viento, cosa muy rara en la Antártida, estás a -30°, las temperaturas son muy bajas”.
La preparación de cara a noviembre
Pese a que Andrea cuenta con la experiencia necesaria, en un ambiente tan hostil es necesario tener conocimientos especializados respecto a situaciones que ponen en riesgo la vida, es por eso que ha practicado en incursiones en invierno en Noruega durante los últimos dos inviernos, esto sumado a cursos de rescate y primeros auxilios en áreas remotas.
Tiene claro que lo importante en este recorrido será cuidar el equipo y salvaguardar su vida, pese a las complicaciones del terreno.
“El viento es durísimo y para poner la casa traes los mitones, que son cero prácticos, la navegación también me da miedo porque es sólo brújula, hay veces que con la niebla no alcanzas a ver ni tu brazo, pero yo siempre he pensado que si algo te da miedo es por donde tienes que seguir”, aseguró.
“Más que una prueba física es también una prueba mental. Esquiar 9 horas diarias en completo silencio en un lugar donde lo único que ves es blanco. En esa inmensidad se pierde la dimensión del tiempo y el espacio y lo único que queda es estar en el presente”.
El reto físico es importante, pero la logística y el apoyo monetario también es crucial para que Andrea cumpla sus metas, es por ello que detrás de su figura existe el respaldo de empresarios leoneses que han aportado para que continúe con las exploraciones.
“Me siento muy afortunada porque hasta ahorita, el 100% de mis expediciones han sido patrocinadas por empresas locales, en especial Flexi, fueron quienes creyeron en mí y me abrieron las puertas para poder explorar el mundo. Conseguir patrocinios es lo más complicado, a la par de la preparación, ya que las expediciones demandan mucha logística y trabajo previo, pero es parte de esto, para poder lograr lo que quieres y no dejar que esas implicaciones te detengan en tu camino”, declaró.
“Me motiva saber que solamente 16 mujeres en el mundo han hecho el recorrido (en la Antártida), y en nuestro continente solamente una. Para mí es un gran honor ser latinoamericana y lograrlo, sobre todo porque nuestro país no tiene mucha historia en expediciones polares. Es una invitación a las demás mujeres para que puedan lograr lo que se propongan”.
“En la capa de hielo no hay nada, ningún ser vivo sobrevive en esas condiciones pero justo ahí es donde más vivo te sientes”, concluyó la mexicana.
