Lorenza Lugo Jiménez, de 71 años de edad, hace rounds de sombra junto con alrededor de 100 celayenses, de todas las edades, reunidos en una clase gratuita de box.
Los practicantes de pugilismo acudieron a las 9:30 de la mañana del domingo a la explanada de la Unidad Deportiva Miguel Alemán Valdés, a una actividad auspiciada por autoridades civiles y profesores de box de Celaya.
A la actividad, con duración de una hora, asistió Juan Miguel Ramirez Sánchez, alcalde de la ciudad, quien también ensayó combinaciones de golpes.
El deporte es parte del desarrollo integral de todos nosotros, y estoy muy contento de que estén ustedes, jóvenes, adolescentes y adultos, en esta megaclase de box”, expresó el presidente municipal, vestido con ropa deportiva.
Agregó que poco a poco en el Municipio se ha puesto en marcha la propuesta de crear ligas de futbol, basquetbol, y beisbol en los barrios, a partir de lo cual se promoverá el deporte de los puños.
Desde ahí vamos a impulsar el boxeo, la lucha y el karate, porque queremos que todo Celaya esté en el deporte, lo que nos va a facilitar ser una ciudad de paz”, manifestó el alcalde.
Por otro lado, Salvador Flores Villa, quien cuenta con 16 años de experiencia como instructor de box, dijo que ha constatado cómo, a través del pugilismo, los jóvenes no solamente adquieren destreza y coordinación, sino también disciplina y convicción en sus proyectos académicos o laborales.
Para la vida en general el box da mucha seguridad en hacer las cosas de la mejor manera posible, y si tenemos buenos fundamentos, creo que todo va a fluir bien”, comentó el maestro.
Finalmente, Lorenza Lugo, ya con abundantes gotas de sudor en la frente, platica que desde hace 50 años no había practicado box y ahora se percata de que aunque el cuerpo ya no responde de la misma manera, el espíritu saca la casta.
“Hace muchos años que no entrenaba. Y ahora que estoy viejita me animé a recordar viejos tiempos, pero ya no es igual, el cuerpo ya no está listo para moverse, pero hago lo más que puedo para estar bien”, concluyó Lorenza, con rostro sonriente.
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