A Matías Almeyda no le importó si tenía que invertir una fuerte cantidad de dinero para comprar vacunas contra el covid-19 y llevarlas a su natal Azul, el gobierno de Argentina, sin embargo, no le permitió cumplir su propósito.
En una entrevista que ofreció para Radio Mitre, el exentrenador de Chivas habló de lo difícil que ha sido sobrellevar la pandemia por covid-19 que aún cobra vidas en todo el mundo, entre ellas la de su padre, quien falleció a principios de marzo.

Almeyda tenía la intención de trasladar a sus padres a Estados Unidos, donde reside desde hace casi tres años, para que ambos tuvieran la oportunidad de vacunarse, algo que no habían podido hacer en Argentina.
“En la vida muchas veces uno programa y Dios decide, lamentablemente. Llegué cuando mi papá estaba internado, fue muy rápido. Me quedó un dolor y bronca terrible por lo sucedido (…) Yo ya me di la segunda dosis pero acá (en Estados Unidos) es todo muy loco, hay gente que no se quiere vacunar, vivimos en el mundo del revés. Ellos pueden vacunar a 4 millones por día pero no llegan ni a la mitad porque la gente no quiere. Piden que traigan a conocidos para vacunarse, son realidades diferentes”, dijo en la entrevista.
Debido a las dosis que aún están disponibles en Estados Unidos, y tras el dolor de haber perdido a su padre, Almeyda dio a conocer que había conseguido que le vendieran algunas para trasladarlas a Azul, la localidad de Buenos Aires de la que es originario.
“Hace unos días llamé a un político importante de Argentina porque quería vacunar a toda la ciudad de Azul, quería pagar todas las vacunas, no me importaba lo que iba a costar. Si me quedaba sin lo que tenía no me importaba porque la pérdida de mi padre y muchos conocidos me dio mucha tristeza. Tenía todos los contactos para llevar las vacunas pero lamentablemente no se pudo”.
Asimismo, el extécnico del Rebaño Sagrado se mostró decepcionado por el sistema de salud tan precario que existe en su país, debido al cual no sólo su padre, sino también muchos argentinos, han perdido la vida.
“Ahora que se murió mi papá tengo mucha bronca, saber que hay gente que se vacunó con todo este desastre que hicieron algunos y él se quedó esperando una vacuna. Azul tiene 55 mil habitantes y sólo dos respiradores artificiales. Mi papá se murió y se podría haber evitado como también la muerte de mucha gente. ¿Cómo no voy a tener bronca?”, finalizó.
