León.- Era la final del torneo Clausura 2014, el escenario fue la cancha del estadio Hidalgo, donde los Panzas Verdes (En aquella ocasión pintados de rosa) lograron salir victoriosos ante los Tuzos del Pachuca y así colocar una estrella más en su escudo.
Muchos podrán recordar todo de aquella final, sobre todo los goles y la tensión con la que se vivió para que finalmente Mauro Boselli e Ignacio González dieran con lo necesario para hacer que León nuevamente escribiera su nombre en la historia, pero para que esto sucediera algo muy importante se les pidió a los jugadores aquella noche del 18 de mayo de 2014.
Entonces dirigidos por el uruguayo, Gustavo Matosas, el León jugaba como uno de los mejores cuadros en toda la Liga Mx, pero parecía que no sólo bastaba plasmar buen futbol en el rectángulo verde ya que para el criterio del estratega había que poner el ingrediente especial para culminar con tan tremenda obra.
Fue a los 112 minutos cuando Matosas celebró a grito tendido en el área técnica, dentro del festejo se le pudo ver indicando que para que León saliera campeón nuevamente, había que poner un ingrediente fundamental, el cual había sido característico incluso desde el Ascenso.
En la transmisión realizada aquella vez por TV Azteca, el hecho no pasó desapercibido por lo que Christian Martinoli no dejó de lado tal expresión corporal del sudamericano a tal grado de decir:
“Así de grandes los tiene tu equipo Matosas”.
Y con tremenda muestra de alegría, finalmente el tiempo se consumó y el León logró el bicampeonato, algo que pocas veces se ve en el futbol mexicano.
Pero antes…. ¿Qué fue lo que arrojó?
Pero antes de que todo esto ocurriera, también se recuerda al mismo Matosas con uno de los momentos más enigmáticos en las finales, con aquel polvo que dejó caer sobre el terreno de juego.
Para algunos parecía ser algo cabalístico, es decir… tal cual había echado la sal, aunque algunos otros decían que no. Lo que es un hecho es que solo el propio Matosas sabrá que es lo que era aquello que cayó.
Entre que son peras o manzanas, lo que es un hecho es que aquel equipo esmeralda jugaba a la perfección, con grandes dotes de calidad que un poco más adelante con base en ese funcionamiento incluso lograron que la Fiera disputara el famoso trofeo Joan Gamper en Barcelona.
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