León, Guanajuato.- León pagó muy caro el renunciar al estilo que lo llevó a ser la revelación del torneo anterior. Aunque inició bien el encuentro en Monterrey mostrando orden y llegó a tener una ventaja de 0-2, el echarse atrás tan temprano permitió la reacción de los locales.
Y es que cuando La Fiera no le dejan tener el balón, se convierte en un cuadro errático. Esta noche vimos una calca de las últimas visitas del León a Rayados: apurado, desorganizado y agobiado por el rival.
Para no perder la costumbre, León revivió a un muerto, y de paso le echa la mano a un técnico presionado.
Debe de dolerle a Ambriz y a sus muchachos perder un encuentro del que pudieron sacar un buen resultado. Va a ser una semana de descanso en la que, irónicamente, habrá mucho que trabajar.
2-0, el marcador más engañoso; señala Luis Gerardo Lugo
En el pecado el León llevó la penitencia. La Fiera tuvo en sus garras a un Monterrey sumamente errático y cuando se tiene a un rival así, se le debe matar.
Sin embargo, el León lo dejó vivir. Era el momento justo para lograr una victoria en tierras regias, en lago que no ha pasado en cinco años.
Para el León, el último minuto de cada tiempo tuvo como 800 segundos. Se hicieron largos por los descuidos en defensa.
En la primera parte, el Monterrey vivió antes de ir al descanso con el gol de Funes Mori y en la segunda mitad, el León pereció también con gol del argentino cuando ya se cantaba la igualada.
Ambriz no pudo y no supo ajustar, y tal vez pensó que la inercia de un 2-0 a favor sería suficiente. Parecerá cliché, pero ese marcador es el más traicionero en el futbol.
León jugó muy atrás cuando lo mejor que tiene es su toque en ofensiva y en los terrenos bajos simplemente no puede explotar esa cualidad. Es decir, en el Gigante de Acero, Monterrey lanzó la cuerda y la Fiera se la puso en el cuello.
