Esta noche millones de personas se preparan para celebrar la Independencia de México, entre ellos, muchos jóvenes quienes esta semana les ha tocado o les tocará recibir la vacuna contra Covid-19 por lo que no se recomienda que consuman bebidas alcohólicas.
Desde el inicio de la campaña de vacunación se les ha comunicado a las personas que la reciben que no deben de ingerir bebidas alcohólicas en un lapso de dos a tres semanas ¿Por qué? Especialistas de instituciones de salud de todo el mundo han explicado los motivos del porqué no se recomienda echarse una copita después de vacunarse.
El problema es que no es solo una
La bióloga Laura Díaz Álvarez, especialista en el estudio del sistema inmune, en su artículo ¿Una chelita después de la vacuna? Eeemmhh& No explicó que los efectos del consumo de alcohol etílico (etanol) posterior a la vacunación
“dependen de factores tan diversos que van desde la cantidad consumida, la frecuencia, el tipo de bebida, la edad y el sexo de la persona, hasta su genética y el órgano en que se estudien esos efectos”.
No obstante, aseguró que el problema radica en la ingesta excesiva, pues el alcohol altera la función del sistema inmune
“hace que varios tipos de glóbulos blancos (leucocitos) no maduren y no puedan ejercer apropiadamente sus funciones protectoras, impide que se resuelvan las infecciones virales y bacterianas y en vez de eso, hace que las células que normalmente sirven para librarse de las infecciones, ataquen al propio cuerpo, causando inflamación anormal en órganos como el hígado, pulmones e intestino”.
El alcohol podría disminuir la producción de anticuerpos
Asimismo, Díaz refirió un estudio de su colega Arturo González Quintela del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela que arrojó como resultado que beber alcohol disminuye la cantidad de uno de los cinco tipos de anticuerpos que producimos, llamado Inmunoglobulina G o también conocido como IgG.
En su publicación en Cienciorama de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la bióloga señaló que “el objetivo de una vacuna es darle al cuerpo una muestra de un patógeno al que podría tener que combatir más adelante y se pueda defender eficientemente”; en el caso de las vacunas contra SARS-Cov-2, tras recibir la primera dosis se generan anticuerpos IgM, en tanto que con la segunda dosis se producen los anticuerpos IgG.
Los anticuerpos IgG se multiplican en el cuerpo durante las dos o tres semanas posteriores a la aplicación del biológico, por ello se recomienda que durante ese tiempo no se ingiera alcohol, ya que, como se mencionó anteriormente, podría ser perjudicial para la producción de estos anticuerpos. Así lo comentó la especialista unamita:
“no es conveniente (beber alcohol) durante las 2 a 3 semanas posteriores a la vacunación ya que nos arriesgamos a que nuestra respuesta inmunológica no sea adecuada y quedemos desprotegidos […] solo por quitarse las ganas de brindar con los amigos o la familia. Así que, en conclusión, mejor guardar esas chelitas para después“.

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