Salamanca, Guanajuato.- Doce años después de que el presidente Lázaro Cárdenas del Río decretó la Expropiación Petrolera, el 18 de Marzo de 1938, la refinación del petróleo se expandió y llegó a la zona del Bajío del país con la entrada en operación de la Refinería Ingeniero Antonio M. Amor (RIAMA), una de las más importantes en Latinoamérica y que marcó un antes y un después en la vida del municipio de Salamanca.
Industria petrolera transformó a Salamanca
Cada 18 de Marzo que se conmemora la Expropiación Petrolera, que dio origen a la instalación de RIAMA. Aunque la planta en el Bajío empezó a operar el 30 de julio de 1950, significó para Salamanca dejar de ser un pueblo con vocación agrícola, ganadera y
textil, para convertirse en una ciudad con actividad industrial.

La refinería de Salamanca es la primera refinería que se proyectó y se construyó como resultado de la Expropiación Petrolera. En 1945 vino el general y entonces presidente de la República, Manuel Ávila Camacho, a colocar la primera piedra”, destacó Juan José Rodríguez Chávez, Cronista Emérito de Salamanca.
Para que la Refinería Ingeniero Antonio M. Amor se estableciera en Salamanca se tendieron ductos desde la refinería de Poza Rica para traer gas y petróleo.

Fusión de costumbres
La RIAMA trajo a Salamanca un cambio muy radical porque llegaron movilizados trabajadores con las costumbres de ciudades petroleras de las costas del Golfo de México comoTamaulipas y Veracruz. Además, había diferencia en la manera de expresarse, de vestir y la alimentación también era distinta, por lo que de 1950 a 1964 se vivieron tiempos de choque y antagonismo en la ciudad.
Los trabajadores petroleros percibían un salario mucho mayor a la gente nativa de Salamanca que poco a poco empezó a dear las parcelas y los talleres donde elaboraban hilo de algodón, para incorporarse a la refinería, lo que motivó la convivencia en armonía, fusionándose las costumbres de los salmantinos y los oriundos de la costa.

La industria del petróleo también impulsó el crecimiento urbano de Salamanca. A partir de 1962 empezó a ser habitada la colonia PEMEX y a los pocos años fue creada para el gremio petrolero la colonia Bellavista. Posteriormente, también llegaron otras colonias como Ampliación Bellavista, Aztlán, Humanistas 1 y 2 y de reciente creación están las Soto Innes 1 y 2, la Floresta y otras
más.
En el ámbito educativo y deportivo, Petróleos Mexicanos también ha tenido una importante aportación con la escuela RIAMA, las Artículo 123 y la Soto Innes. Además de El Estadio Olímpico de la Sección 24, el campo de Beisbol M. Amor y el Gimnasio Lázaro Cárdenas, que han sido importantes espacios para los salmantinos.
Las primeras oficinas del Sindicato Petrolero de la Sección 24 estuvieron en el Claustro Mayor del Exconvento de San Agustín de 1945 hasta 1963. En este claustro también se hacían eventos deportivos de box y lucha libre y se efectuaban los bailes de coronación de las reinas petroleras.
Algunos personajes que marcaron la historia de Petróleos Mexicanos en Salamanca son: José Muro Lozano, primer superintendente de RIAMA y el líder sindical Ramón López Díaz, quien impulsó la construcción del templo del Sagrado Corazón.
En las décadas de los años 50 y 60 el salmantino Álvaro Sánchez Otero conocido como “El Charrito Pemex”, un hombre de baja estatura y piernas arqueadas se convirtió en el símbolo de Petróleos Mexicanos y promocionó la industria petrolera en América, Asia y Europa.
JRL
