Estimado lector, nos encontramos en el marco del día mundial del donante de sangre, cuyo lema es “Dona sangre, dona esperanza: juntos salvamos vidas”.
Ahora bien, la situación actual de la donación de sangre en nuestro país es preocupante, puesto que a pesar de los avances tecnológicos y de las campañas intermitentes para promover la donación, el país sigue dependiendo en más de un 90% de las donaciones por reposición, es decir, acudimos a donar únicamente cuando algún familiar, amigo o conocido lo necesita, lo cual pone en riesgo la disponibilidad oportuna y segura de sangre en situaciones apremiantes, ya sean de urgencia o para enfermedades crónicas. Ante esta realidad adversa, urge una transformación profunda que únicamente puede lograrse mediante la colaboración activa entre los bancos de sangre, los profesionales clínicos responsables, las autoridades sanitarias y la sociedad civil.
Los bancos de sangre, ya sean públicos o privados, enfrentan desafíos constantes como son los recursos limitados, escasez de donantes, falta de coordinación regional y marcos regulatorios que no reflejan las condiciones reales del país. Sin embargo, a pesar de estos retos, los bancos de sangre siguen en la lucha constituyendo el pilar del sistema transfusional en México, cuya capacidad de respuesta depende en gran medida del trabajo médico, técnico y ético que lideran patólogos clínicos y profesionales químicos. Sin embargo, incluso el mejor personal no puede compensar la falta de políticas públicas sólidas, ni suplir la necesidad de una sociedad informada y participativa.
Se debe entender que el papel de las autoridades sanitarias es insustituible, puesto que no solamente deben garantizar que se cumplan estándares de seguridad y calidad, sino también impulsar una estrategia nacional para fomentar la donación voluntaria y no remunerada de carácter regular. Esta estrategia debe ser continua, profesional, basada en evidencia y no solo en campañas aisladas durante fechas conmemorativas.
Por otro lado, la sociedad civil debe entender que la sangre no se fabrica y solamente se obtiene de donadores voluntarios humanos. Debe entender también que todos podemos necesitarla en algún momento y por lo tanto la donación es un acto de responsabilidad colectiva. Combatir mitos, superar miedos y temores y tener información fidedigna es fundamental, por lo que comunidades e instituciones educativas, empresas e incluso comunidades religiosas, deben tomar su responsabilidad en ese juego que es educar y promover una cultura de la donación.
Ahora bien, hablemos de algo asequible en nuestra región y espero sirva esta columna como una invitación a los bancos de sangre de León y de Guanajuato en general, para colaborar de manera estrecha, sin importar si somos de carácter público o privado, en afán de integrar y formalizar redes de intercambio de componentes mediante convenios, para compartir unidades con base en necesidades reales, evitando el desabasto y desperdicio de estos elementos tan valiosos. De igual manera invito a colaborar para capacitar y formar de manera conjunta a profesionales clínicos, para fomentar además la estandarización de criterios técnicos, sin olvidar que podemos tener actividades de campañas u otras de promoción masiva compartidas, sumando recursos para logística y captación, que aumenten la visibilidad de esta actividad y que cada vez haya mayor impacto comunitario. De igual manera, valdría la pena tener plataformas o sistemas de información compartidas, para tener en tiempo real trazabilidad de componentes, donadores, inventarios y disponibilidad, con el objetivo de actuar con mayor agilidad en situaciones críticas y mejorar la planeación institucional. Por último, que este escrito sirva como un primer llamado a crear un consejo regional de sangre, que sea un espacio de diálogo multisectorial que tenga representación de bancos públicos y privados, hospitales, universidades, empresarios, líderes religiosos, medios de comunicación, así como autoridades sanitarias y del orden político, para generar una gobernanza participativa que tenga legitimidad y enfoque realmente comunitario.
Transformar la cultura de la donación de sangre y fortalecer el sistema de hemovigilancia en León, Guanajuato o México, no es tarea exclusiva del sector salud: es una responsabilidad colectiva que exige coordinación, confianza y visión a mediano y largo plazo. Tenemos los recursos humanos y técnicos necesarios, lo que se requiere ahora es una verdadera voluntad política, apertura a la colaboración interinstitucional y compromiso ciudadano.
Lector: la sangre salva vidas, pero solamente si llega a tiempo. Para lograrlo, necesitamos unir esfuerzos, porque donar es un acto individual, pero garantizar la disponibilidad y seguridad de la sangre, es una labor de todos. Anímate, ¡Dona sangre y salva vidas!
Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre.
RAA
