Pocas instituciones tienen en la ciudad, tanto arraigo y cariño entre la población, como el Instituto Tecnológico de León (ITL), el cual comenzó actividades en 1972, inicialmente como Instituto Tecnológico Regional de León (ITRL) No. 24. La institución tuvo en su origen, una fortaleza y que sería con el tiempo, su gran debilidad: ser 100% una institución federal, aunque su nacimiento fue una colaboración del gobierno federal y de la comunidad local, que reunió los fondos para su construcción a partir de la donación de terrenos y donaciones voluntarias.
El ITL se fundó con 518 alumnos en sus primeros planes académicos, que incluían carreras técnicas y de bachillerato. Especializado en sistemas e industrial, tiene actualmente 8 carreras, 3 maestrías y 1 doctorado. Pero hoy, el ITL está en paro de actividades por el descontento de la comunidad estudiantil por todos los sucesos recientes, como el deceso de una alumna. He visto el crecimiento del ITL en sus dos campus (el “original” digamos, en la Julián de Obregón y el “nuevo” en la zona poniente). Siempre ha sido alta la demanda de ingreso y hoy son miles de estudiantes, pero también, grandes sus necesidades. Esa liga que hace depender a la institución del maltrecho presupuesto federal, es lo que ha incrementado su enorme deterioro de instalaciones y equipamiento.
Le han salvado, siempre el formidable equipo de administrativos y académicos que hacen milagros con los pocos recursos que han tenido. Opino que estructuralmente, la dependencia absoluta del gobierno federal, el tener entorno sindicalizado y una normatividad rígida, reducen su flexibilidad para trabajar por el rumbo de la innovación organizacional para poder obtener recursos adicionales a su maltrecho presupuesto. Es cierto que cualquier visitante puede constatar desde hace décadas las instalaciones, aulas y equipamiento, contrastan, por ejemplo, con las de su institución prima-hermana, la UTL, que tiene presupuesto federal-estatal y que tiene márgenes institucionales para obtener ingresos propios por venta de servicios, por ejemplo.
Hace años compartí aquí, que, al participar en los programas de posgrado de la Universidad Lasalle, había encontrado a cientos de exalumnos del ITL cursando programas de posgrado. Le comenté a quien era Director en turno del ITL, sugiriendo que obtuviera recursos para abrir programas de Maestría, pues representaban una enorme fuente de ingresos si los formaba el propio ITL.
Pero me decía que no podía hacerlo precisamente ¡por falta de recursos ¡. Es decir, estaban en una parálisis paradigmática. Esos cientos de exalumnos pagaban en Lasalle alrededor de $ 8,000 pesos mensuales y con esos millones el ITL hubiera armado programas y espacios.
En otra ocasión escribí aquí en mi editorial que cuando se abría el Boulevard Morelos, que el ITL podría tener una salida que agilizara el tráfico y le proyectara hacia una arteria vial nueva. Yo era Rector de la UTL y le platiqué al Director del ITL, cómo obtuvimos el puente peatonal, el vehicular y la pavimentación de los accesos. Era dedicar tiempo a la gestión institucional y lograrlo. La respuesta que me dio: “Nuestro presupuesto viene de México e ingresaremos la petición de un acceso…”. A la UTL no le costó un solo peso.
A otro de los estimados Directores del ITL le daba yo la idea de crear un Patronato con empresarios y exalumnos para poder actualizar equipos; trabajar en convocatorias de corporativos empresariales, crear una asociación civil donataria con exalumnos, realizar eventos con rifas, entre tantas ideas.
Me di cuenta que le abrumé con mis ideas locas de cómo en UTL armamos con empresas del calzado canchas deportivas y una biblioteca. Otro día me llamó para decirme que “cómo le había hecho para construir una planta de tratamiento; que a la UTL le daban mucho dinero” y la respuesta que le di: “No. Se construyó con recursos externos”.
Al ITL le deben llegar tiempos de futuro para que siga creciendo y formando a más ingenieros. Agradecido cuando me invitaron como profesor en sus primeros grupos de la Maestría en Ingeniería Industrial; sí, sin recursos, pero con el entusiasmo de esos alumnos, comprobé que más que con instalaciones, la clave es el encuentro entre el académico y los estudiantes. Hoy se sabe de los pocos recursos que tiene el gobierno federal para las universidades y tecnológicos federales. Y aún en esas condiciones, las crisis generan oportunidades. El ITL saldrá del paro y de sus limitaciones. Su comunidad educativa evitará que la liga se rompa.
