Les suplicamos, amables lectores, nos ayuden a entender por qué tanta burrejada nos está trastocando las neuronas.

Primero la Presidenta y su séquito de incondicionales han arrancado una serie de medidas que le dan palo de piñata a la iniciativa privada: el incremento en el IEPS, la reforma retroactiva a la Ley de Amparo que los deja indefensos, la doble tributación del SAT que ha forzado a Samsung, una de las empresas electrónicas más grandes del mundo, a amenazar con abandonar México ante la intransigencia de Hacienda, que le pretende cobrar tal cantidad de impuestos equivalente al precio de un país pequeño.

Agreguen ustedes a lo anterior que la Secretaría de Energía y la Comisión Nacional de Energía podrán expropiar empresas privadas de hidrocarburos por “causas de fuerza mayor” o por “riesgos a la seguridad nacional o energética”, al tiempo que conculcan los derechos de todos los mexicanos instalando un sistema judicial a modo, con los jueces de acordeón que están “en proceso de aprendizaje”.

Han adoptado medidas tan restrictivas y unilaterales que el pronóstico de crecimiento para nuestra economía este año se ubica en 0.5 % (la mitad de un uno por ciento). Al mismo tiempo, hemos hecho encamionar tanto a Mr. Trump, que está amenazando con romper el T-MEC, lo cual haría añicos la economía mexicana.

Lo anterior descrito son situaciones generadas por la 4T, que se enorgullece de haber logrado hacer una cadena de errores que amenaza el éxito y la prosperidad del propio México. Ante este marco, salen miembros del Gobierno para pedir, con tono de orden, que los empresarios del petróleo y la petroquímica inviertan en los proyectos de Pemex.

Leyeron y oyeron bien, estimados amigos: no los escuchan, no los toman en cuenta, no atienden sus reclamos, les dan palo por todos lados… ¡y ahora les demandan que inviertan en Pemex, la petrolera más endeudada y quebrada del mundo!

Pero eso no es todo: ante empresarios de la industria maquiladora y manufacturera de exportación se presentó  el jueves -por cierto, vestida muy vistosa y a la moda, con un vestido color canario al estilo “Novicia Rebelde”, con grandes hombreras blancas- la Lic. Altagracia Gómez, quien, a sus 32 años, fue nombrada interlocutora del Gobierno sheinbaumista con el sector privado.

Y, de igual manera que el vocero de Pemex, les pidió la Lic. Altagracia a los maquiladores que inviertan más, que creen más empleos, que expandan su actividad, que se adhieran al “Plan México” -que es una vacilada- bajando precios y produciendo más. Ganas nos sobran de decirles: bajo las actuales circunstancias, ¡escojan uno, ¿no?!

Ello, seguramente con el fin de que el SAT se regodee más con la doble tributación, y tras haber complicado para las maquiladoras las importaciones temporales, les genere problemas adicionales a los ya presentes por el solo hecho de hacer negocio y competir con los chinos, los indios, los vietnamitas y demás países que nos están rompiendo la crisma.

¿Qué no se dan cuenta la Señora Presidenta y sus comendadores que son ellos mismos quienes desalientan la inversión y estorban al crecimiento?

Esto, adicional a que, en general, durante los últimos siete años, desde la investidura presidencial se ha conducido una campaña de bullying, en algunos casos personal, en contra de empresarios que invierten en México y crean empleos.

Que nos disculpe la joven empresaria, cuyo padre fue Senador por el PRI, pero dar palos y luego pedir a quien los recibe que ponga más dinero es algo que normalmente no funciona.

Menos en un clima de exclusión en el que la IP no es tomada en cuenta para nada, entre otras muchas cosas porque no saben qué conducto emplear: si deben hablar con el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, o con la multimentada Altagracia Gómez.

Seguramente el sector privado nacional -al igual que su servidor- está desconcertado por el hecho de que solo los toman en cuenta para pedirles lana: también quieren que aporten despensas para los damnificados del centro-sureste, claro, vía el Ejército. La neta: nuestro País está de locos.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *