¿Fue esta presentación teatral lo mejor que la gran nación española pudo enviar al Festival Internacional Cervantino (FIC)?  Esta y muchas otras preguntas surgieron cuando platiqué con la gente que profundamente molesta abandonaba, a media función, la presentación de esta compañía teatral el pasado once de octubre en el Auditorio del Estado de la ciudad de Guanajuato. 

¿El comité de selección del FIC consideró que esta obra era lo mejor que podrían presentar al público de nuestro país? ¿De verdad no había nada mejor? ¿No había nada más interesante, más inteligente, más culto? ¿No había nada menos insultante, ofensivo y vulgar?

Ver a una chica que con torpes movimientos se levanta la falda para aparentemente masturbarse, ver la nauseabunda proyección de procedimientos odontológicos extrayendo dientes, todo esto con un estridente fondo musical que obligaba a muchos asistentes a taparse los oídos, ¿esto es arte? O es más bien, un insulto a la inteligencia de los asistentes.

No faltó quien empezara a solicitar nombres y otros datos para elaborar una lista de asistentes inconformes y reclamar ante los organizadores la devolución de las entradas pagadas. Tampoco faltó quien señalara que pagar 450 pesos por boleto (aproximadamente 20 euros) por presenciar esa tontería era un insulto. No faltó tampoco quien abusara de groseros adjetivos escatológicos para referirse al contenido de esta presentación.

Otros con un poco más de serenidad y sensatez, comentaban que ellos eran en todo sentido público general, no especialistas ni críticos de teatro conocedores de las últimas vanguardias teatrales del mundo, sino simplemente personas que laboran intensamente todos los días y que están dispuestas a pagar por un espectáculo agradable e inteligente que nutra su espíritu y relaje su cotidianidad laboral, pero en lugar de esto encuentran un espectáculo estridente, grosero y ofensivo. 

Por ejemplo, preguntaban; ¿qué función tuvo presentar en la obra a un monaguillo fumando y tomando botellas? Con sarcasmo algunos comentaban: Qué afortunados fueron los asistentes de que al director de la obra no se le ocurriera presentar en lugar de un monaguillo a un imán fumando y tomando botellas y entonces ocurriera otra tragedia como la del 7 de enero del 2015 contra el semanario satírico Charlie Hebdo. ¿Qué necesidad hay de hacer burla, con ese monaguillo, de temas religiosos muy sensibles en nuestros países?

El continuo fumar y encender cigarrillos fue algo que resultó para muchos también desconcertante. Nuestra sociedad lucha por evitar el tabaquismo entre los jóvenes y adolescentes y esta obra aparentemente presenta a los fumadores como dignos de ejemplo. Finalmente, con resignación muchos afirmaron que era absurdo gastar dinero en estos espectáculos.  Habiendo en España una extraordinaria tradición teatral ¿No pudieron encontrar otra cosa para presentar en el FIC? Los indignados espectadores concluyeron: Qué vergüenza para México, para España y para el Festival Internacional Cervantino.

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