Se pudo haber ahorrado los reclamos y abucheos la Presidenta al visitar Poza Rica para evaluar los daños de las lluvias torrenciales ahí sufridas, si su antecesor hubiera dejado funcionando el Fondo de Desastres Naturales (Fonden). Pero no, terco y cabezón como es -pinochesco por genética-, bajo una serie de pretextos falsos acabó con ese fondo de emergencia que permitía, de manera expedita, arrimar recursos federales a las comunidades víctimas de algún desastre natural. Hecho el daño, a nadie extraña hoy día que los estragos causados por la naturaleza queden desatendidos.

Prueba de la pifia de desaparecer el Fonden es Acapulco, ciudad azotada por un huracán hace casi dos años, y que aún no se pone de pie del todo, pues la ayuda federal ha sido raquítica y esporádica, ofrecida sólo para fines mediáticos. Ahora bien, no todo el abucheo en Poza Rica se lo llevó la Presidenta: la gobernadora Rocío Nahle mereció su buena dosis de rechifla, la gente no la quiere.

En momentos así es fácil caer en la espiral de la hipercrítica, ya que todo -o casi todo- le sale mal a este Gobierno cuatrotero: exageran con el embuste y escatiman al pueblo los resultados. Y como dicen en el rancho, ellos solitos se ponen de pechito. Ejemplo reciente ha sido -y muy comentado, pero mal haríamos en dejarlo pasar- la contradicción impulsada por la incongruencia, o quizás la hipocresía política que brotó de la Presidenta.

Le preguntan sobre el Nobel de la Paz a María Corina Machado, valiente opositora al gorilato instaurado en Venezuela por Nicolás Maduro, y sacando la bandera de la Doctrina Estrada se niega a comentar: ni una felicitación, ni una oda a la hazaña de una mujer por muchas causas admirable, ¡nada! Ah, pero le preguntan por la destitución en Perú de su Presidenta Boluarte, y se arranca en una arenga acusándola de haber dado un golpe de Estado al que para ella es el Presidente legítimo, Pedro Castillo, izquierdista y socialista, quien fue destituido por golpista, pues pretendía disolver el Congreso peruano y quedarse como dictador.

A ese pedazo de tirano sí lo defiende, pero la heroína que es Corina Machado le vale tres cacahuates, y sale farisaicamente a invocar la Doctrina Estrada. ¡O todos parejos o todos chipotudos! Lo que pasa con esta gente adicta al culto de la 4T es que son oportunistas, aparte de autocráticos defensores de tiranos opresores, sólo porque son de izquierda, trotskistas o marxistas-leninistas.

Por ello acaba este Gobierno de laudar a la Liga 23 de Septiembre, grupo guerrillero comunista que en los años 70 pretendía derrocar al Gobierno mexicano y que asesinó, entre otros, al empresario Fernando Aranguren, de Guadalajara, a quien primero secuestraron, y en Monterrey, a don Eugenio Garza Sada, fundador del Tec de Monterrey y de la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa, prestadora de servicios médicos gratuitos al gremio laboral: servicio social que ni el Gobierno ofrecía, ni entonces ni ahora.

Asesinaron estos cobardes a don Eugenio en un intento de secuestro, y mataron a su dos acompañantes; secuestraron un avión de la verdadera Mexicana de Aviación y se lo llevaron a Cuba; atacaron al Ejército y sus cuarteles alterando la paz y el orden en todo el País.

¡Estos son los héroes de esta gente cuatrotera!

En lugar de pretender que todos los mexicanos escalaran para ellos y sus hijos niveles más elevados de vida, peleaban para que todos cayeran en la esclavitud ideológica, basada no en el igualitarismo, sino en la opresión de las masas.

Quienes hoy nos gobiernan premian el mal y castigan el bien, lo traen todo alrevesado, por ello no gobiernan exitosamente: no hacen crecer la economía, no generan los empleos que el pueblo necesita, no instauran el imperio de la ley, toleran y hasta fomentan la violencia generando una impunidad generalizada, tapan y estimulan la corrupción, son malos administradores. y como botón de muestra: la quiebra de Pemex.

Y se preguntan: ¿por qué las rechiflas?

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