Chernivtsí, Chernovtsy o Czernowitz, ciudad natal de Paul Celan, fue un cruce de caminos en la llanura europea oriental a la sombra de los Cárpatos, que por azares de la historia para el año de nacimiento del poeta, 1920, hacía parte del reino de Rumania, bajo el nombre de Cernau?i. A orillas del río Prut, la población por entonces se repartía principalmente entre cuatro grandes grupos, judíos (una cuarta parte), rumanos, alemanes y ucranianos. En medio de este crisol de culturas, Celan, durante sus años de formación habló hebreo, por su padre sionista, y alemán, por su madre ávida lectora de esta lengua. Alumno aventajado en las materias lingüísticas y literarias, durante su formación escolar dominó también el francés y el rumano, la lengua oficial.

La segunda guerra trastocaría por completo su vida. Los padres morirían en un campo de concentración rumano. Paul se sentiría siempre culpable por no haber hecho todo lo posible por salvarlos. En alguna ocasión llegó a confesar que su delito mayor había sido esa deslealtad. Pensaba que los había traicionado. Por su parte, Celan pasó año y medio en campos de trabajo forzado rumano junto a otros 105.000 judíos, hasta que el avance soviético llevó a su abandono en 1944. Al regresar a su ciudad, evitó con algunas ayudas que los rusos lo reclutaran para su ejército, pues la guerra aún no había terminado. A cambio, trabajó como ayudante en una clínica psiquiátrica, donde se encargó de atender a soldados soviéticos heridos en la cabeza o con diversos shocks. 

Al año siguiente, una vez finalizado el conflicto, ante la perspectiva de un régimen soviético peligroso y represivo sobre todo para los judíos, que anexionaría su ciudad a Ucrania, decide, sin pasaporte ni nacionalidad, buscar fortuna en Bucarest. Allí publicará sus primeros poemas y empezará a cimentar su fama como traductor. A instancias de su amigo Petre Solomon, quien lo traduce al rumano, decide escribir poesía directamente en esta lengua, y será publicada bajo su nuevo nombre, pues cambiará su apellido de Antschel por Celan. 

La edición de Azafrán y Cinabrio (2010) recoge estos textos en la traducción de Víctor Ivanovici. La impronta de los recursos surrealistas, “en la construcción de la imagen como encuentro fortuito (acuñado por Lautréamont) y en el automatismo (según la receta de Breton)” trasluce claramente en estos poemas en verso y prosa. 

 

AMATORIO

Cuando también para ti las noches comiencen al alba,

nuestros fosforescentes ojos bajarán las paredes

como nueces sonoras,

y te pondrás con ellas a jugar, mientras por la ventana se

desbordará una ola,

nuestro único naufragio, suelo traslúcido a través de cual

miraremos la habitación vacía debajo de la nuestra;

tú con tus nueces la amueblarás, y yo tu cabellera

a guisa de cortina colgaré en la ventana,

vendrá alguno y por fin la alquilaremos

y arriba volveremos para anegarnos en casa. 

Según documenta Carlos Ortega, en el prólogo de sus obras completas, durante la estancia en Bucarest, mientras juntaba dinero para poder huir hacia Viena y París, Celan escribió la mayoría de los poemas que componen La arena de las urnas, que serían retomados, casi todos ellos, en Amapola y memoria. Durante aquellos meses, también escribió la primera versión de «Fuga de la muerte», tal vez el poema al que la crítica ha dedicado más atención de todos los escritos después de la guerra.

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