Se termina un tercio de la gestión tiránica del gobierno del alcalde Juan Miguel Ramírez, y hoy presentará el informe de las actividades que ha realizado en el curso de su administración. De hecho, ya había presentado tres Informes trimestrales, éste sería el complementario para abarcar un año. No hay nada que sorprenda.
En su gestión, en línea paralela, los empresarios reclaman la paternidad de los proyectos y obras relevantes que coinciden en torno a esta administración; señalan que vienen desde anteriores administraciones. El exalcalde Ismael Pérez Ordaz, se refiere al Libramiento Ferroviario, El parque logístico, el tren de pasajeros urbano, y el HUB de Competitividad del Buen Tono, entre otros. No le dejan margen al aplauso.
Refiere, que “el Polo de Desarrollo del Bienestar en Celaya, que tanto han promovido en los últimos días la presidente Claudia Sheinbaum y la gobernadora Libia Denisse con el proyecto de la Puerta Logística del Bajío, fue un proyecto más, impulsado por la Asociación del empresariado celayense (AEC)”. Y entonces, ¿qué ha hecho de relevancia el ciudadano del lenguaje procaz, y estridente? ¿En qué ha consistido su gobierno?
Uno de los ejes que motivaron a millones de mexicanos a votar por el cambio en el 2018, y ratificarlo en el 2024, era el postulado, “que el poder sea para servir a la gente”, por afinidad de ideas sociales y políticas en nuestro municipio, los ciudadanos creían que se materializaría cuando se ganara el poder. En el municipio, las carencias y el abandono sistemático a la gente, se palpan en el día a día. Por donde se camine o se voltee, ahí está la postal del pasado.
¿Hubo una agenda social con raíz en los problemas de la cotidianidad ciudadana que se ofertara para su solución? Objetivamente, no. Ni siquiera el actual presidente municipal tuvo tiempo para recorrer el municipio, y tampoco lo tuvo antes para conocer sus problemas y estudiar sus respuestas. Casi un año de gobierno, o un tercio, es mas que suficiente para entender hacia donde se dirige el barco. Hay decenas de asuntos que se atendieron bajo la inercia del pasado, y otros ni siquiera se observaron.
Uno de los asuntos que se ha relegado, a pesar del grave daño, es el suministro de agua contaminada a la población más vulnerable del municipio. El agua en nuestra ciudad ha sido un factor de muerte lenta para muchas personas. El flúor, arsénico, y otros metales pesados, están por encima de la norma que señala la secretaria de Salud, en los pozos de comunidades y colonias de nuestro municipio. En el 2004, se reconoció oficialmente la presencia de estos contaminantes en la zona nororiente de nuestra ciudad.
Las poblaciones que se encuentran cercanas al rio laja, han sido afectadas en su salud por el consumo de agua contaminada. Sin embargo, muy poco hicieron las administraciones municipales pasadas para dotarlas de agua potable, y en el mejor de los casos, sus soluciones fueron parciales, poco efectivas, o simplemente para efectos de promoción electoral.
En la zona norte, en la colonia la Herradura, en el 2008 se inició la construcción de una planta potabilizadora para eliminar el arsénico, y suministrar agua potable a las colonias aledañas. Años después se construyó otra en la colonia Santa Rita, en la misma zona, debido al crecimiento urbano de colonias como los Olivos, Privanzas y otras más.
De manera reiterada he señalado el tipo de enfermedades degenerativas que se asocian a la ingesta de agua contaminada por flúor, arsénico y otros metales pesados: retraso mental en niños, daño renal, reblandecimiento de los huesos, cáncer en la piel. Esto se ha ignorado, y en momentos se ha desmentido de manera criminal para evitar el reconocimiento de errores, o para evitar la inversión, pero en todo caso es una negligencia criminal.
En el mes de abril del 2022, después de largos años de denuncias y gestiones, el expresidente municipal en turno, reconoció formalmente la presencia de metales pesados en el agua que se suministra a las comunidades que he mencionado. El ciudadano Mendoza Márquez, aceptó que conocía las comunidades afectadas, y se comprometió a disponer de los recursos necesarios con apoyo de la Jumapa para garantizarles agua potable.
La construcción de las potabilizadoras de La Herradura y Santa Rita, Jumapa las había promovido, fundando su utilidad desde el estudio, llamado: “Remoción de arsénico a través de un sistema de tratamiento por coagulación-microfiltración, caso Celaya. Gto.” Propuesto por Patricia A. Estrada Orozco, funcionaria de Jumapa. No prosperó la iniciativa, pues ni removió el arsénico con efectividad, y el flúor, así como otros metales pesados tampoco. Ahora, son elefantes blancos, abandonados como una promesa política más.
El ciudadano Mendoza Márquez se fue como llegó, y no movió un dedo para solucionar el suministro de agua contaminada a las comunidades, y tampoco para investigar porqué se habían cerrado las plantas potabilizadoras.
En esa administración el secretario del Ayuntamiento, y responsable de los comités de agua rurales, era ni mas ni menos Jorge Gámez, quien es hoy el presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Celaya. ¿El movió un dedo para evitar que el agua contaminada llegará a las comunidades? ¡Claro qué no! Y es normal, su visión es empresarial, no social. Su proyecto es distinto, es para servir a los empresarios, no para servir a la gente. Lo que no es normal, es que un gobierno municipal, de aquellos que prometieron poner el poder al servicio de la gente, haga lo mismo que los anteriores.
Miles de personas siguen utilizando esa agua contaminada para diversos usos, con grandes riesgos para su salud. Es un problema de salud pública, y debería atenderse desde el municipio, pero ahora, ni siquiera existe la falsa promesa de solucionarlo como lo hacían antes.
Alianza Ciudadana, fue la organización ciudadana que desde el 2018, ha denunciado y demandado que se atienda esta violación al derecho humano al agua potable, pero también, Alianza Ciudadana, fue de cierto modo, un espacio político temporal para diversos ciudadanos que hoy son funcionarios del Ayuntamiento, y que conocen muy bien la situación que enfrentan miles de celayenses.
Pasar la página, y olvidar que el agua contaminada está mermando la capacidad de aprendizaje de miles de niños, que está acabando con la salud de los habitantes de las zonas aledañas al rio Laja, es inhumano. Los servidores públicos que llegaron tienen fija su atención en escalar el siguiente puesto político, y salvar a como dé lugar, estos meses que restan. ¿Dónde dejaron los principios de servir al pueblo?
Al igual que muchos otros ciudadanos, seguiré demandando que se garantice la inocuidad del agua en todas las comunidades; que se realice una auditoría técnica-científica para evaluar el proyecto con el cual se construyeron las potabilizadoras de forma incompleta; investigar la veracidad de los análisis fisicoquímicos que se han realizado en Jumapa en los últimos años. En las plantas potabilizadoras de la Herradura y Santa Rita, hubo una inversión de más de 30 millones de pesos, eso también debe auditarse.
El municipio, mas allá de los afanes desarrolladores, debe tener como principio la salud de su población, y el agua potable es un elemento básico. Orientar el desarrollo hacia el bienestar de la gente, es fundamental; seguir con el mismo truco para que la gente le sirva al desarrollo del bienestar de unos cuantos, a costa de su salud y su vida, es inadmisible.
Los años que vienen para Celaya serán de una intensidad fuera de lo común, las obras de infraestructura federal como el tren de pasajeros, el parque logístico, la llegada de nuevas empresas, el acueducto para suministrar agua al corredor industrial, deberán tener un piso social que impida generar mas grietas en el bienestar del pueblo.
A este gobierno municipal, le restan técnicamente dos años de administración. Eran tres años, tres rounds para ganar la reelección. El primer round lo perdió el ciudadano presidente municipal, su gobierno ha sido una suerte de tragicomedia griega; sus desaciertos, sus mentiras -que han sido públicas y notorias-, sus exabruptos, la falta de orden en sus ideas, su intolerancia y autoritarismo le hicieron perder el primer raund, el más importante. Su primer informe, es un listado de números que abonan a la desconfianza de sus acciones. Hay muchas interrogantes presupuestales, y demasiadas ocurrencias. Ya veremos.
La reelección del alcalde, para una etapa de gran dinamismo de Celaya, hubiera sido lo mejor, pero el ciudadano Ramírez, dilapidó su capital político de forma alarmante. Los demás que lo acompañan, se sostienen en el vacío. Lo peor es que la ciudad pagará los platos rotos.
REVOLCADERO. El melodrama en el espacio oficial del Ayuntamiento, es frecuente. Está alcanzando tintes de Lord Voldemort. El drama continua.
