Ante el relevo de presidentes de comités municipales del PAN, la caballada se lanza en tropel, los grupos de interés conspiran y los intereses personales están a flor de piel. Así, el “fuego amigo” no se hace esperar. Acusan a la gobernadora, Libia Dennise, de hacer acuerdos inconfesables con la presidenta Claudia Sheinbaum, como si se tratara de una claudicación anticipada o de la rendición de la plaza a Morena.

Durante el evento “El Momento de la Gente”, Libia Dennise presentó avances a un año de su gobierno y, desde la tribuna, decidió atajar maledicencias: “No hay ningún acuerdo en lo oscurito”. Agregó que sabe reconocer el respaldo que ha recibido de la Presidenta para las grandes obras que impulsará durante su sexenio. Su pronunciamiento fue respaldado por el presidente nacional del PAN, Jorge Romero: “Quien quiera ver en la colaboración entre Federación y Estado acuerdos oscuros se equivoca. Gobernar la entidad es una enorme tarea que requiere de esfuerzo y coordinación con distintos órdenes de gobierno”.

En el estilo de gobernar de Libia se nota un cambio evidente respecto al modo palurdo y carente de oficio de su antecesor: Libia conecta con facilidad y sabe que gobernar implica diálogo con los centros de poder donde se toman decisiones.

Sin embargo, el fuego amigo pretende presentar la buena relación de Libia con la Presidenta como claudicación, cuando en realidad es estrategia de gobernabilidad. Guanajuato tiene temas urgentes que resolver y necesita acuerdos urgentes en torno al agua, seguridad, transporte, infraestructura, recursos adicionales y la protección de su industria zapatera, entre otros. Aislarse del Gobierno federal sería condenar al estado a la irrelevancia. La conversación sobre la supuesta “sumisión y entrega al poder central” es una ficción narrativa, útil golpear y para cohesionar al fuego amigo.

Por ello, en una visión de altura y en aras de buscar lo mejor para Guanajuato, lo ideal sería sumar a tirios y troyanos en una jugada de ganar-ganar. Los seguidores y aliados de Ale, algunos líderes camerales y exalcaldes, también se quejan del fuego amigo. Un acuerdo político entre azules desactivaría tensiones, intermitencias y tranquilizaría a la caballada. Para eso es la política: para gestionar pacíficamente los desacuerdos en las relaciones sociales, el gobierno y el poder. En otras palabras, la Gobernadora tiene carisma y facilidad para conectar con otros, cualidad que le permitiría fungir como vaso comunicante en su partido y allanar diferencias en la militancia.

No obstante, la política mexicana está habituada a operar con guiones de “buenos y malos”. Esa inercia explica por qué algunos grupos de interés insisten en ver la buena relación de la Gobernadora con la Presidenta como una amenaza y no como una oportunidad. Preferirían una relación confrontante, como la de Diego, que fue un rotundo fracaso; y aunque, en ocasiones, esa práctica pueda ser rentable para alimentar facciones, finalmente empobrece la política. Utilizar la gestión pública para pelear contra molinos de viento posterga las soluciones de fondo: seguridad, crecimiento económico, justicia social, servicios; en suma, el presente y el futuro del estado.

¿Podrá Guanajuato sustituir el mito del enemigo simbólico por la narrativa de la colaboración? Porque, en efecto, la política necesita drama, héroes y villanos, pero los ciudadanos requieren resultados. Y mientras unos se empeñan en convertir a Libia Dennise en la villana de un guion de pacotilla, ella refrenda su compromiso de dar resultados al pueblo: “El Momento de la Gente”.

La política es teatro, en ocasiones de sombras, constructos y fantasmas, que requiere antagonistas y villanos para dar vida a héroes y redentores. Los que acusan, siempre pretenden ser factótum de salvación. Pero, a diferencia del cine de Hollywood, aquí no basta con fabricar villanos. La verdadera épica no está en la lucha de héroes contra villanos, sino en resolver problemas concretos. 

Guanajuato no necesita más enemigos imaginarios: necesita agua, seguridad, empleo y justicia. La Gobernadora ha comprendido que, en su papel ya como Gobierno, no es pelear por ideologías contra la Presidenta, sino coordinarse para  transformar verdades que duelen en realidades que curen. El arte de la política consiste en hacer posible lo necesario.

“Nada más peligroso que un mito cuando reemplaza a la realidad”: Hannah Arendt

 

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