Nuestro querido León, su administración municipal, en los últimos 30 años, han visto innovaciones para que haya participación ciudadana en las decisiones sobre la ciudad. Todo esto fue bueno y ha facilitado la gobernanza, que es esa suma de capacidades que tienen los gobiernos locales para gobernar, especialmente si es eficaz y adecuado, a los fines que se persiguen. Es cierto esto, incluso por el nivel de votación que ha tenido desde entonces el PAN, incluyendo la última elección donde arrasaron (ya en este espacio he incursionado en el análisis de los factores que han hecho que en León votemos como votamos y cómo estos factores se han deteriorado poco a pesar del paso de los años). 

Una de las políticas públicas que el PAN incluyó en sus primeros gobiernos, fue la constitución de Consejos ciudadanos, en realidad Consejos consultivos, dado que la verdadera facultad de gobernar recae en el Presidente Municipal y en el Ayuntamiento. Desde los años noventa, el PAN diseñó esta estrategia de hacer participar a la ciudadanía, con el fin legítimo de obtener apoyos y de que se validaran decisiones. Pero hoy, considero que este esquema está ya agotado, pues el mecanismo de elección no es por democracia directa, sino por propuestas a entidades que, si bien podrían representar a la ciudadanía, en realidad, no lo son, pues se han restringido a las cámaras empresariales y en algunos pocos casos a colegios profesionales y a instituciones educativas.

En un análisis breve sobre la composición de los Consejos en León durante 30 años, no es difícil hacer estadística, dado que son constituidos, por una parte, por autoridades electas (síndicos y regidores) y por la otra, por los agregados ciudadanos. Con esto, se ha incrementado en número la representación ciudadana, pero siempre cuidando que los mecanismos aseguren que las votaciones sean mayoritarias para el Gobierno municipal y con ello, no se den situaciones incómodas o de cuestionamiento de la autoridad. Así, más del 90 % de la representación ciudadana proviene de los sectores de alto poder económico. 

Pero hay un factor en mi opinión que es inherente a los partidos políticos; los conservadores tienden a colocar en posiciones de poder a personas de la clase alta y los liberales, a las clases bajas. Esto es clarísimo. Se trata de la “conciencia o perspectiva de clase”. Este enfoque sociológico y político analiza la sociedad desde la óptica de la estratificación en clases sociales, considerando cómo la posición económica y social de una persona (al final, su relación con la propiedad, nivel de ingresos, educación y ocupación), influye en sus oportunidades, experiencias, creencias e intereses y por tanto, en sus preferencias políticas. Se basa en la idea de que no existe una visión social uniforme, sino que los conflictos y las experiencias son inherentemente diferentes para las distintas clases.

Por tanto, partidos como Morena optan por elección directa de autoridades y sus contrarios, como el PAN, a esquemas representativos, por selección. Así, en León, por décadas, tenemos Consejo donde sus representantes provienen solamente de las clases altas y no ingresan leoneses de las clases bajas. Partiendo del escenario de que el PAN seguirá gobernando al menos otros dos trienios, esta hermosa ciudad, seguramente los esquemas de democracia directa que en todo el País ya se practican (como la reciente elección Judicial y la inminente reforma electoral), debería llevar a que se practicaran en nuestro estado, ejercicios para democratizar los Consejos de la ciudad y que siguieran reservados, solo a quienes tienen dinero y no al pueblo. 

No pasarán muchos años, en que el actual esquema de invitar solo a ciudadanos cercanos a la administración municipal, formen parte de los Consejos, pasen a ser por medio de elecciones locales, donde el pueblo pueda votar por quienes les representen. Claro que este esquema no será sencillo de aplicar, pues habrá muchas resistencias por parte del PAN, pero será inevitable. Pronto a nivel nacional, los Consejeros del INE serán electos por votación popular y así, paulatinamente, nuestro País entrará a una etapa donde se democratice la participación ciudadana y con ello, los Consejos de la ciudad permitan el ingreso del pueblo a los espacios de decisión.

 

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