* Eliminan reformas energéticas que promovían la eficiencia de paraestatales gordas, beneficiaban al erario público y que proveerían a consumidores de energéticos baratos y limpios.

* Destruyen el sistema de abasto y distribución de medicinas, matando en el camino a miles y miles de mexicanos.

* Tiran la evaluación magisterial, ingrediente esencial para tener mejores maestros y para la mejora educativa. La sustituyen por adoctrinamiento y “buenas relaciones” con sindicatos rijosos.

* Cooptan y destruyen a organismos independientes, cimientos vitales para sostener a nuestra débil democracia.

* Destruyen un sistema de justicia basado en méritos para someterlo a la voluntad del poder ejecutivo.

* Preparan una reforma electoral para eliminar la competencia.

No le sigo, me dan ganas de llorar.

En apenas 7 años Morena reconstruye la dictadura perfecta. Construye los cimientos para nunca irse. Arrebatan el poder con una tranquilidad que asusta.

¿Y los mexicanos? Pasmados.

Algunos observan plácidamente mientras reciben apoyos del bienestar. Otros pelean con enemigos imaginarios, enterrando cualquier posibilidad de realmente transformar a México para bien.

¿Por qué?

Por maleducados y mal-informados.

Veamos.

 

Maleducados

 

Antes de que me digan clasista: no me refiero a la diferencia en las posibilidades educativas relacionadas con el estrato social. Por lo tanto, no hablo de estudios en el extranjero o viajes por el mundo.

No.

Estamos maleducados porque el mexicano promedio ha perdido la capacidad del pensamiento crítico. La verdad, y para no ser injustos, hay que decir que esto es un fenómeno global.

Te propongo que una de las cualidades básicas que cultiva un buen sistema educativo precisamente es el pensamiento crítico.

Es la capacidad de no dar por bueno algo sin antes analizarlo. La capacidad de entender lo que se propone y luego cuestionarlo. Y luego desmenuzarlo. Y luego compararlo. Y luego ya aceptarlo o rechazarlo.

Todo esto sobre todo, ojo, al recibir información de un poderoso. Existe un efecto sicológico llamado “el efecto ilusorio de la verdad” que básicamente dice que es más fácil creerle a alguien que tiene poder. Creerle a alguien que se supone debería saber.

Craso error, sobre todo en el México de la 4T, donde los poderosos venden espejitos que prometen bienestar, pero entregan malestar.

Aquí el pensamiento crítico se vuelve, valga la redundancia, crítico.

 

Mal-informados

 

Aquí hemos hablado hasta el cansancio de la infodemia.

De la era de las fake news y las mentiras. De tiempos donde pesan más opiniones que hechos y donde la verdad pasa a segundo término. De la era donde algoritmos diseñados para ganar plata polarizan al extremo.

Y de la terrible situación donde hasta los académicamente más educados se mal-informan a través de redes sociales e influencers.

Como si todo esto no fuera suficiente, la IA empeora este coctel de desinformación. Si el presente es malo el futuro pinta peor.

Esa es la triste realidad: carecemos de pensamiento crítico y nos mal-informamos.

Por eso estamos como estamos.

¿Qué hacer?

A nivel sistémico está en chino la solución.

Pero a nivel personal sí podemos hacer algo.

En primerísimo lugar, seleccionar bien las fuentes de información: basura entra, basura sale. Por supuesto, suscribirse a El Norte, Reforma o Mural. Discriminar lo que se lee en redes, mucho es mentira. Verificar todo aquello que sea explosivo: ¿no tiene fuente?, ¿ningún medio lo trae? Sin duda, es fake. Ah, y no compartir sin verificar, es pecado capital.

Finalmente, no creer algo sólo porque lo dice un poderoso. Y menos cuando sea algo relevante. Y menos si lo dice un político. Pueden estar dándonos atole con el dedo. Otra vez, verificar, comparar, analizar.

Ejercitar el pensamiento crítico. Y si después de hacerlo, lo que se dice no checa, descartarlo, tirarlo a la basura.

Ah, y no callar. Si un poderoso dice falsedades, denunciarlo.

Porque de maleducados y mal-informados está pavimentado el camino al infierno. O, bueno, por lo menos el camino a “La Chingada”.

 

Posdata:  Noroña contra Alito. El comal le dijo a la olla. Tal para cual. Ese es el patético nivel de nuestra política. Y ahora, ¿quién podrá defendernos? No es el Chapulín Colorado. Sólo nosotros: pensamiento crítico y mejor información.

 

En pocas palabras

 

“Eres buena persona, pero tu argumento está todo pend…”.

Meme que circula en redes.

 

@jorgemelendez

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