La 4T se convirtió en una barredora de instituciones autónomas. Lo más grave fue la cooptación del Poder Judicial con una elección amañada. Pronto diremos adiós al INE en su independencia y damos por muertos al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), Coneval, Cofece, IFT, entre otros.
El gobierno se detuvo con el Banco de México. Su autonomía no solo es vital para la estabilidad económica, sino también para las relaciones del país con el mundo. Cuando dependía de Hacienda, nunca sabíamos de cuánto eran las reservas del país. Para tener crédito internacional, para dar certidumbre a los mercados, el banco central no puede estar al capricho de los funcionarios. Las reservas son intocables porque son el ancla de todo.
Si al Congreso o al Poder Ejecutivo se les ocurriera quitarle su autonomía y administrarlo nuevamente, de inmediato tendríamos una devaluación y una corrida de capitales. Quienes no entienden su función desde la izquierda radical, quisieran echarle el guante a los 243 mil millones de dólares que hay en sus reservas.
Acabaron con los fideicomisos de ahorro de varias dependencias en el sexenio pasado. Los usaron para comprar votos y quitar poder a quienes los administraban. Su extinción no causó daños en el exterior como pudiera pasar con el Banxico, aunque golpeó a muchas instituciones como al Fonden o Fondo de Desastres Naturales (solo un ejemplo).
El Banxico es el último bastión de nuestras libertades económicas y puede ser también un promotor del crecimiento sin arriesgar su objetivo de mantener la estabilidad de precios. El FIRA es uno de los éxitos del banco. Los fideicomisos que administra llegan a 260 mil millones de pesos. Sirven de apoyo al campo y ayudan, a través de la banca de primer piso, a financiar la producción agrícola y las industrias que la apoyan.
Hace algunos años existía un fondo de apoyo a la industria llamado FOGAIN, instituido en 1954 para apoyar créditos y garantías a la industria y a las pequeñas empresas. Gracias a esos apoyos, muchas empresas pudieron salir adelante en épocas duras. Algún genio de la burocracia lo mató. Hoy se podría usar una pequeña parte de las reservas para respaldar créditos a la producción, administrados siempre desde consejos técnicos en el Banxico. Además, serían un buen negocio que podría crecer mucho si se administran bien. Esa es una propuesta que deberían hacer al gobierno los representantes empresariales.
Curioso que en Estados Unidos el poderoso Donald Trump quiera quitarle la autonomía a la Reserva Federal para bajar las tasas de interés. Una decisión de alto riesgo para su país porque podría desatar la inflación. Paradójicamente, para México sería una bendición porque bajarían las tasas internas y también se reduciría la carga de pagos de la deuda pública. Aquí también clamamos por una reducción de tasas para levantar el crecimiento.
Esperemos que la presidenta Claudia Sheinbaum nunca presione al Banxico, porque hay algo más valioso que el ir y venir de los réditos: la autonomía de la institución que da solidez a la economía. Por fortuna, la inflación cede y llega al 3.49 anual. Eso permite la reducción de tasas que hoy son del doble que esa cifra.
El Banxico es una institución creada hace 100 años durante el gobierno de Plutarco Elías Calles. Hay que reconocer todo lo bueno que hizo el PRI durante siete décadas. No es ángel ni demonio. 
 

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