Un trío de diputados de Morena vinieron a territorio panista a cantar en contra de la corrupción de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo. Enterados de la casa de Woodlands, los negocios con Seguritech y el despojo de la carretera de cuota Silao-Guanajuato, no tendrán problemas en levantar el tapete azul para ver la basura.
Ricardo Monreal llega acompañado de Pedro Haces, líder sindical y potentado taurino. Hizo el tercio Sergio Gutiérrez Luna, otro acomodado – por decir lo menos- legislador de Morena. Ellos quieren hacer una “investigación profunda” sobre la conducta del exgobernador. Ellos, por sus largas horas de vuelo político, conocen como ordeñar el erario. Monreal fue acusado a principios de sexenio de tener cochupos en la Cámara. Lo acusó Adán Augusto López, líder del Senado, ex secretario de Gobernación, exgobernador de Tabasco y ex jefe del líder del cártel llamado “La Barredora”.
Rodríguez Vallejo les dejó la mesa puesta por la gravedad de los negocios que hizo. No se necesita mucha profundidad para verlos, como “Guanajuato Leasing”, la arrendadora cuyo único fin fue vender dinero caro al gobierno o las increíbles y generosas concesiones a cambio de nada para Guanajuato.
Los morenos están ávidos de escándalos ajenos después de un verano muy caliente en las filas de su partido. ¿Cómo distraer la atención de los viajes del propio Monreal en España, de las fiestas celebradas en Madrid para su compañero Haces? Hay que bajarle el agua al agotado Andy López Beltrán, sus viajes de lujo y sus compras Prada en compañía de personeros que firman por él. Hay que distraer la atención con Guanajuato, nada más fácil y sencillo.
Pero el interés de los diputados solo comienza ahí, son fuegos de artificio para “combatir la impunidad”. Lo que quiere Morena es el estado. Quieren preparar el terreno para el arribo en el 2027 al Congreso local y luego la gubernatura en 2030. Saben que tienen de su lado la enorme cantidad de recursos repartidos en las tarjetas bienestar. Saben que el PAN está dividido en la localidad por la lucha entre el grupo de gobierno encabezado por la gobernadora Libia García, y el grupo leonés empresarial que agrupa la alcaldesa Alejandra Gutiérrez.
Si de verdad quieren ventilar la corrupción del anterior sexenio, lo pueden hacer con todas las herramientas que tiene la Federación.
La mejor estrategia para el PAN sería corregir lo que está a la vista, que es mucho. Si los diputados de ese partido guardan silencio cómplice ante los despojos al estado, si dicen que van a “evaluar” el problema, solo ampliarán su complicidad ante lo que viene a reclamar el trío 4T. Ellos son viejos tiburones que huelen la sangre. Su posición política y económica es muestra de un largo viaje de acumulación de riqueza desde la función pública y el sindicalismo como negocio.
En dos años sabremos si queda algo de lo que fuera el partido hegemónico en Guanajuato. Puede desaparecer, pocos lo dudan. El abuso de poder, la corrupción de los últimos tres sexenios y la ineptitud para pacificar el terruño les va a costar mucho en las urnas. Si quienes debieran revisar las cuentas y los negocios torcidos de Diego no lo hacen, perderán toda autoridad política y moral para competir. León, la joya de la corona, también está en juego.
