“Somos una familia muy unida a la cual han vilipendiado por los ideales de ese loco hermoso llamado AMLO”.

Parte de la enjundiosa respuesta de Beatriz Gutiérrez Müller a la revelación de que estaría viviendo en un lujoso barrio de Madrid y que aparte, ironía de ironías, habría ya aplicado para la ciudadanía española.

La misiva, por supuesto, sigue el estilo de la casa: etiqueta e insulta al mensajero mientras que le saca la vuelta a aclarar el asunto central. Total, seguiremos en ascuas sobre dónde se queda cuando va a Madrid a visitar a su hijito y si solicitó o no la ciudadanía del mismo país al que vehementemente le exigía una disculpa por la conquista.

Nos tendremos que conformar con la última oración de la cartita: la verdad siempre se abre paso.

Por supuesto, doña Beatriz.

Tal como sucedió con el viaje de Andy López Beltrán a Japón, donde al parecer sí pagó $7,000 pesos por noche, incluyendo desayunos.

Pero, pues, no incluía cenas. Y el líder morenista… ¡se habría zampado una de 47,000 pesitos en el restaurante Sazanka!

La verdad siempre se abre paso… es cuestión de tiempo.

Pero hoy voy a otra cosa: hablemos de la locura.

“Esto va para los locos, los inadaptados, los rebeldes… Mientras unos ven locura, nosotros vemos genialidad. Porque los locos que piensan que pueden cambiar al mundo son los que lo cambian”.

Parte del excepcional comercial “Piensa diferente” que Apple lanzó en 1997, cuando Steve Jobs regresó para salvar a la empresa de una inminente quiebra. Imperdible, velo en nuestros sitios.

Es cierto: los locos y las locas son los que transforman el mundo. Los que rompen el molde. Los que se atreven a retar al statu quo.

Pero, ojo, la transformación es una calle de dos vías. Se puede transformar para bien o para mal. La locura puede salvarte o condenarte.

Quizá la distinción fundamental es la calidad de las ideas de las que se parte. Un loco inteligente es muy distinto a uno pendejo. El primero podría llevarte al paraíso, el segundo te lleva a “La Chingada”.

Entonces, la calidad de las ideas es clave, mas no es suficiente.

¿Qué más se requiere?

Tomemos ingredientes de la receta de Steve Jobs.

Por ejemplo, 3 lecciones del liderazgo de Jobs según un artículo de HBR de su biógrafo Walter Isaacson:

1. Cuando estás atrás, dar un salto gigante. Innovar no garantiza no equivocarse. Le pasó a Jobs con la iMac, que no podía “quemar” CDs de música. Reconoció el problema y en lugar de “corregirlo” con un quemador, creó el iPod e iTunes y revolucionó la música.

2. “Distorsionar” la realidad. El “campo de distorsión de la realidad” de Jobs fue legendario. No aceptaba “no” como respuesta, empujaba a hacer lo imposible. OJO, llevado al extremo es igual a maltrato y “bullying” corporativo.

3. Empujar a la perfección. Era común que cuando un producto ya estaba casi listo (Toy Story, la primera tienda Apple), Jobs presionaba el “botón de pausa”. Hacía un alto porque no era perfecto. Y a empezar de nuevo. “No dormí anoche, porque me di cuenta de que no lo amo”… y cambió el diseño del iPhone.

Luego, por supuesto, sigue la ejecución. Para la misma, otra lección de Jobs: tolerar sólo a “jugadores A”. Su maltrato a la gente (algo lamentable) partía de sólo querer trabajar con los mejores. “Si tu gente hace cosas grandiosas, entonces tú podrás hacerlas también”. Increíble, a pesar de ser un cabrito, Jobs inspiró a muchos.

¿Qué más?

a) Estrategia correcta. Una impecable ejecución del plan equivocado lleva directito al precipicio.
b) Productos excelentes. Todo se traduce en esto.
c) Servicio al cliente. Hoy los clientes tienen más poder que nunca. Hay que escucharlos y responderles en tiempo y forma… si no, alguien más lo hará.
d) Expertise. Si el desempeño marcará la pauta, el nivel de experiencia es clave. Como nadie nace siendo experto, no hay sustituto para la práctica. Recuerda las 10,000 horas de Gladwell.
e) Innovación y adaptación. Tener las antenas bien paradas ante las señales del entorno y la competencia.

Oro molido, apúntalos.

A fin de cuentas, poco importa que el loco sea hermoso.

Lo que cuenta es a dónde te lleva, ¿no crees?

EN POCAS PALABRAS…

“Mantente hambriento, mantente loco”.

Steve Jobs

Twitter: @jorgemelendez
 

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