En el imaginario común, se da por sentado que los hospitales y clínicas “funcionan” porque hay gente trabajando en ellos: médicos, enfermeras, personal de laboratorio, limpieza, administrativos, entre otros. Sin embargo, lo que parece obvio, encierra una de las decisiones más complejas y estratégicas del sistema de salud: el diseño de las plantillas institucionales. Cuando este diseño falla, por omisión, inercia o rigidez burocrática, las consecuencias pueden ser, literalmente, catastróficas.

El diseño de una plantilla no es solo contar cuántas personas se necesitan por turno, pues implica conocer a fondo los procesos clínicos, la carga real de trabajo, los riesgos operativos, los flujos de pacientes o clientes y las particularidades de cada unidad. Es un ejercicio complejo de planeación estratégica que define la calidad, seguridad y sostenibilidad de la atención. Es por ello que, cuando se subdimensiona o se distribuye de mala manera al personal, se presenta un efecto dominó que deriva en la desatención de pacientes, errores clínicos, desgaste del personal, conflictos laborales, pérdida de acreditaciones y puede incluso generar el colapso total de la unidad hospitalaria.

No es exageración, pues hay ejemplos de impacto a nivel internacional, como el del Hospital Martin Luther King Jr. En la ciudad de Los Ángeles, que en 2007 fue clausurado por múltiples casos de muertes evitables, errores graves y una cultura institucional deteriorada por años de mala gestión del personal. No fue un asunto de infraestructura ni de presupuesto, sino de fallas humanas graves generadas por saturación, fatiga y ausencia de personal clave. Este hospital perdió su financiamiento federal y cerró sus puertas, dejando a miles de angelinos sin atención médica.

Es claro que no importa cuán moderna sea la infraestructura, ni cuántos recursos tecnológicos existan, puesto que, sin personal capacitado y suficiente, ningún hospital (así, ninguno) puede funcionar. De lo anterior se genera una pregunta clave ¿dónde impacta el área de Recursos Humanos en todo esto?

Frecuentemente, RRHH en salud, funciona como una oficina meramente administrativa de gestión de nóminas, control de asistencia y trámite de altas y bajas, pero pocas veces se involucra de forma estratégica en el diseño de las plantillas, análisis de cargas asistenciales o en la planificación de crecimiento de los servicios. No es infrecuente que RRHH entonces sea percibido como inútil e incluso obstructivo, no por incompetencia, sino por estar completamente desconectado de la realidad operativa del hospital.

El verdadero rol de Recursos Humanos en salud, debería ser el de gestionar estratégicamente el talento clínico y operativo, pues no basta con cubrir vacantes, sino que se requiere anticipar necesidades futuras, adaptar las estructuras en el modelo de atención, monitorear indicadores como los de rotaciones, burnout o ausentismo y facilitar procesos de contratación flexibles para responder a urgencias o expansiones. De igual manera, debe colaborar de manera estrecha con direcciones médicas, jefaturas de enfermería y área de calidad para el diseño de plantillas que realmente respondan a la demanda de atención. 

Si RRHH sigue operando como esa oficina de trámite en lugar de un aliado estratégico, los hospitales seguirán improvisando coberturas, sobrecargando al personal o recortando servicios por falta de personal disponible y, como se ha comentado, esto no solamente es costoso, sino que puede ser fatal.

En estas fechas donde pululan nuevos servicios privados y las instituciones públicas están reorganizando sus coberturas, el diseño de plantillas no es un lujo ni tarea secundaria, al contrario, es uno de los pilares más importantes de la atención en salud. El hacerlo mal significa arriesgar vidas, destruir instituciones, lastimar profesionales y minar la confianza social. Si se hace bien, se presenta mayor garantía de responsabilidad y compromiso con la seguridad de los pacientes y el bienestar del personal. Directivos en salud públicos y privados: atiendan a sus plantillas. Es tiempo.

Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre.

 

RAA

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