Había un anuncio del gobierno de Guanajuato hace unos 15 años que decía, “chin, chin, se me rompió”, en alusión a la presunta mala calidad del calzado chino que llegaba a México. Desde entonces nuestra industria lucha por sobrevivir, no sólo a la amenaza china sino también por la vietnamita, donde se produce calzado y tenis de magnífica calidad a precios incomparables.
Pero si las industrias del calzado y la textil sufrieron el embate de las importaciones orientales, la fabricación de autos está bajo amenaza. Guanajuato fabricó el año pasado 896 mil autos. Somos el estado que más produce vehículos en el país, además de autopartes como motores, llantas, ejes, transmisiones, etcétera. Según datos publicados por el Puerto Interior, el 20% de nuestro producto estatal viene de esas industrias.
Por Manzanillo entran los que podemos decir “caballos de Troya”. Desde China llegan miles de autos con precios que dejan fuera de competencia a las marcas de fabricación nacional. Sin contar el contrabando que no se contabiliza en las cifras nacionales. En 2024 China exportó 129 mil millones de dólares a México. Lo que exportamos a otros países y las remesas que llegan desde Estados Unidos lo gastamos en parte para comprar a China, chunches, calzado, ropa y ahora autos y camionetas. Una asimetría que destruye empleo y acabará con industrias si no se detiene a tiempo.
Tomemos el caso de BYD. La empresa maravilla de China invade a todo el mundo y pronto será la marca más vendida dondequiera que pueda entrar sin muchos aranceles. Instala plantas en Brasil, Turquía, Vietnam, Tailandia, Indonesia y en Hungría. Lo habían planeado para México pero quedó truncado por los aranceles de Trump. Sin embargo la Secretaría de Economía puede detener la invasión automotriz desde China con altos aranceles o la condición de que sus marcas fabriquen en México.
Nissan enfrenta retos formidables alrededor del mundo aunque aquí sigue siendo líder en venta de vehículos ligeros. Para la empresa japonesa nuestro país ha sido un buen negocio. Confiaron en nuestro crecimiento desde hace 60 años y acertaron. Por eso llegaron después Mazda, Honda y Toyota.
No deseamos que suceda aquí lo que pasó en Tailandia, donde China obtiene el 40% del mercado contra el dominio japonés que ha descendido 30%. Los chinos tienen un arma letal: autos eléctricos con precios ridículos de tan baratos. BYD vende en China autos eléctricos con autonomía de 300 kilómetros desde 8 mil dólares. Nadie puede competir con eso. Plantas como Suzuki y Subaru dejaron de producir en Tailandia y Honda hace lo que Nissan en México: concentra su producción en una sola armadora. BYD y ChangAn comenzaron a producir autos ahí y pronto llegarán otras marcas.
Asia era dominado por la calidad de las marcas japonesas al igual que otras regiones del mundo como África donde Toyota resiste caminos inclementes y desérticos. Un diplomático japonés de alto rango comentó en una comida la preocupación de su país por la importación indiscriminada de autos chinos a México. Eso fue antes de que llegara Trump. Ahora la amenaza es doble: China hace dumping en todo el mundo y Estados Unidos cobra a Japón el 15% de aranceles a los japoneses. Por eso es importante que México logre mantener el T-MEC. Guanajuato es el estado que más lo necesita. A la larga conviene que Norteamérica sea un bloque para enfrentar a China.
