En la década de los sesentas vivíamos la “amenaza” del comunismo sobre México cuando Cuba tuvo su revolución, Rusia sembraba espías y China exportaba su ideología maoista.
La historia tiene paradojas increíbles. Hoy la amenaza es el desenfrenado capitalismo chino y el proteccionismo comercial norteamericano. Lo que quiere lograr Donald Trump es lo que hizo Adolfo López Mateos, proteger la producción local. En esa transformación Guanajuato peligra.
Era la “Datsun” lo que conocimos primero como la empresa japonesa de autos que entró a México en 1966. La política económica cambió. Antes llegaban marcas de Europa como Mercedes Benz, Fiat y Peugeot. También había Cadillac y Lincoln de importación. De Japón llegaba el Toyota, entonces auto de mala calidad como el modelo “Toyopet”. Fue en esa década cuando, para promover la producción nacional, se prohibió la importación de vehículos. Cerraron las fronteras.
Entonces comenzó la industrialización en México. Ford tenía planta en Cuautitlán, Chrysler se llamaba “Automex” y General Motors producía en la avenida Ejército Nacional, donde hoy es el centro comercial Antara. La producción cambió después del decreto de 1962 que limitaba el contenido de partes extranjeras en la fabricación al 40%. Eran tiempos de Adolfo López Mateos.
El resultado fue espectacular: en 1965 se produjeron 95 mil autos en el país, para 1970 aumentó a 250 mil. México se desarrollaba sin inflación y grandes plantas como la Datsun de Morelos y la VW de Puebla crecían año con año a doble dígito. En 1964 el país tuvo el crecimiento más grande de la posguerra con un 10% y sin inflación. Antonio Ortiz Mena, el secretario de Hacienda, había conseguido un “desarrollo estabilizador”. Fue la mejor década de crecimiento económico.
Datsun cambió su nombre a Nissan en la década de los ochenta, amplió su producción en 1982 en Aguascalientes. Luego extendería a 2 plantas su fabricación, incluído un acuerdo con Mercedes Benz donde produce modelos para exportación.
Todo cambió con el TLC, que ayudó al país a convertirse en una potencia mundial en fabricación de automóviles. En 2024 se produjeron casi 4 millones de vehículos en el país. En México se vendieron 1.5 millones de los cuales un tercio son producción nacional y el resto importados.
Tenemos el quinto lugar en fabricación mundial, por encima de cualquier país europeo. Hacemos más vehículos que Alemania, Francia, Italia o Inglaterra. Sólo China, Estados Unidos, Japón y la India producen más que México. Es un logro que permitió despetrolizar la economía, que dió cientos de miles de empleos. Hoy está en un grave riesgo ante dos fuerzas: los aranceles de Donald Trump y la amenaza de la gran productividad China.
Sí Morelos tendrá problemas por el desempleo que generará el cierre de su planta más antigua, Guanajuato podría sufrir una catástrofe económica y laboral. China no es una amenaza, es una realidad que inunda el mercado local con productos de gran calidad a precios de subsidio. A estas alturas es probable que tenga el 20% del mercado y subiendo. No encontramos reportes precisos de su penetración pero hay datos espeluznantes: la marca BYD vende hasta 300 vehículos mensuales en sus distribuidores de León. En todas las ciudades medianas y grandes instalan centenas de distribuidores. Todo es de importación.
Creemos que no han cerrado la puerta a China porque será una carta en el cierre de negociaciones con Estados Unidos. Esperemos que no tarde mucho porque, de no poner un arancel antidumping, perderemos empleos y crecimiento. (Continuará)
