La generación de campos magnéticos similares a los existentes en estrellas de neutrones fue reportada por un grupo de investigación japonés de la Universidad de Osaka utilizando un poderoso láser (ver: D. Pan, M. Murakami, “Gigagauss magnetic field generation by bladed microtube implosion”, Physics of Plasmas, 2025; 32-7).

Poco después de la invención del láser en 1960 por Theodore Maiman en los Laboratorios Hughes en California, Estados Unidos, un equipo soviético liderado por Nikolai Basov y Krokhin en 1964 propuso obtener reacciones nucleares de fusión enfocando intensos láseres en blancos de hidrógeno, deuterio y tritio.  En 1972 un equipo liderado por Nuckolls del Laboratorio Livermore en Estados Unidos dio a conocer los resultados norteamericanos preliminares en esta dirección.

Desde entonces un método para lograr fusión nuclear, llamado “confinamiento inercial”, pretende lograr fusión utilizando láseres de muy alta potencia. Estos sistemas típicamente consisten de una pequeña esfera de cien o doscientos micrones que contiene en su interior una mezcla de combustible nuclear consistente en una mezcla de hidrógeno y sus isótopos, deuterio y tritio, la cual es simétricamente irradiada por decenas de haces láser.

El resultado es que el combustible nuclear sufre una repentina comprensión que eleva la presión y temperatura del combustible hasta temperaturas y presiones similares a las que ocurren en las estrellas como el Sol.

Sin embargo, también se han realizado otro tipo de experimentos en los que se investiga no la posibilidad de lograr fusión nuclear sino el estudio de la materia en condiciones astrofísicas.  Por ejemplo, al explotar una estrella se forman haces de materia que se expanden a altísimas velocidades.

Esto es algo que los astrofísicos teóricos han estudiado y los astrónomos han observado con sus telescopios en sistemas estelares localizados a cientos de años luz de nosotros, sin embargo, ahora utilizando láseres dentro de laboratorios se pueden producir haces de materia en expansión similares a los ocurridos en fenómenos astrofísicos.

Por primera vez tenemos la posibilidad de estudiar estos fenómenos no a partir de cálculos y simulaciones computacionales ni a partir de observaciones astronómicas sino dentro de laboratorios científicos equipados con poderosos láseres.

El artículo anteriormente mencionado es otro ejemplo más de lo que es posible lograr utilizando láseres para el estudio de fenómenos astrofísicos.

 

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