No sabemos si son o se hacen, pero cuánto daño le hacen a México al atacar los problemas con sofismas y frases ilógicas que no hacen ningún sentido y que no convencen a nadie. Por ejemplo, respecto a las represalias aéreas que amenaza con tomar Estados Unidos contra las aerolíneas mexicanas, en respuesta a la decisión caprichosa -respaldada ayer por la Presidenta- de sacar del AICM la carga y mandarla al AIFA (en un intento por propinarle a éste respiración artificial), dado el hecho de que nadie quiere ir ahí, ésta afirmó que “México es soberano”. ¿Y eso qué? ¿A poco el ser soberano nos otorga el derecho a violar tratados internacionales que, por serlo, adquirieron rango constitucional? ¡Es ilógico y errado!
He aquí la pifia fatal de la 4T (aparte de caer en la falla lógica conocida como “non sequitur”) que conduce a México al infierno del retraso tercermundista: piensan que por ser Gobierno, o gobernantes, tienen derecho a hacer lo que se les pega la gana. ¡Y no, mil veces no! En ningún lugar de nuestras leyes -a pesar de todos los cambios que les han hecho- se faculta al Presidente o a su sucesora a violar un tratado internacional contraviniendo las normas de libre competencia que nos comprometimos a respetar. La equidad en el trato es la base de todo tratado, como el que firmó el Tabasqueño Tropical durante su Administración, llamado T-MEC.
Bajo las obligaciones que contrajimos como nación en él, queda prohibido pisotear los derechos de otros, como sería el libre acceso a una terminal aérea que es la que más le conviene a la aerolínea. Lo que le conviene al Gobierno no posee la menor relevancia dentro de este tema. Aparte de lo legal, resulta que el apóstol de la 4T parece rendirle culto a la hipocresía, pues un día amanece afirmando que “prohibido prohibir” y al otro se lanza decretando prohibiciones.
Dan risa, pues no hay seriedad, credibilidad ni confianza, no existe conexión entre el dicho y el hecho. Tienen que entender estos genios de la 4T que nuestra Constitución está hecha y fundamentada en la limitación del poder gubernamental y en la libertad absoluta del ciudadano, al cual le es permitido todo aquello que nuestras leyes no le prohíben expresamente.
Algo adicional de lo que se dijo el lunes es que, ante la amenaza de Estados Unidos, “no habrá cambios” y que “no hay razón para que Estados Unidos sancione”. Si eso le sugirieron sus consejeros que dijera a la Presidenta, pues de nueva cuenta están errados. Hay motivos sobrados, que tienen que ver con un concepto que, al parecer, les resulta totalmente ajeno a los creyentes de la 4T: la equidad.
El T-MEC nos obliga a tratar a las aerolíneas norteamericanas igual que como las nuestras son tratadas en EU. A ninguna de las nuestras las han azotado con prohibiciones de ningún tipo, ni expulsado de aeropuertos ni han sido obligadas a ir a alguno al que no quieren ir, por remoto e inaccesible, como es el AIFA. Esto es, hasta ahora que surge la amenaza de que seamos nosotros tratados como los tratamos a ellos.
Podrán tirar el rollo que quieran y arroparse -una vez más- en la soberanía como pretexto para tapar todas las decisiones arbitrarias que se tomaron -y se siguen tomando- de las cuales habrá inevitables consecuencias. Esto, en lo económico, en lo social, lo político y lo diplomático. No parecen percatarse de que el rollo, el “spin”, el “bullshit”, el zarandear al perro en lugar de agitarle la cola, son tafetanes para intentar ocultar las apariencias. Pero de ninguna manera, y en ningún momento, resuelven el problema.
Ejemplo: la Presidenta ofreció que Pemex saldaría sus adeudos con los proveedores en “marzo y abril”, y ya estamos en julio y no han pagado maldita la cosa: aún debe PEMEX a sus proveedores -nacionales y extranjeros- más de 400 mil millones de pesos que no puede pagar.
Bueno, pues si la engañosa 4T no remedia el problema que causó la represalia, quebrarán algunas de nuestras aerolíneas, incluyendo la de ellos, “Mexicana”. Hagan de cuenta otro Pemex, pero aéreo.
