“Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar” es un consejo de advertencia o prudencia, pues cuando ves que alguien cercano está teniendo un problema o sufre una consecuencia adversa, deberías prepararte tú también, porque podrías estar en una situación similar y correr el mismo riesgo.

El virus Nipah (NiV, por su acrónimo) fue identificado por primera vez en Malasia, allá por los años noventa. Es un patógeno zoonótico con un perfil epidemiológico que al día de hoy ha puesto en alerta a la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien lo identifica como una de las enfermedades prioritarias para investigación y desarrollo. Lo anterior es por su elevada letalidad, la capacidad de transmitirse entre animales y humanos, la ausencia de tratamientos o vacunas aprobadas y su potencial real para provocar brotes regionales que pueden transformarse en un riesgo de expansión global.

La infección por el virus Nipah tiene un espectro clínico amplio, que va desde cuadros febriles leves, hasta encefalitis aguda o síndrome respiratorio grave, con una tasa altísima de letalidad que oscila entre el 40 al 75%, dependiendo del brote y de las capacidades locales de respuesta sanitaria. Entre los individuos que han sobrevivido, se han documentado secuelas neurológicas persistentes y casos de recaídas tardías. Algo importante: este virus se transmite principalmente a través de murciélagos del género Pteropus, sin embargo (y aquí su potencial de diseminación aumentado) puede contagiarse a través del contacto con animales intermediarios como cerdos e incluso con alimentos contaminados. De igual manera ya está documentada la transmisión de persona a persona, en especial en contextos domésticos o aquellos sitios sin medidas adecuadas de control de infecciones.

Desde el año 2018 hay registro de multitud de brotes, en especial en la región de la India y Bangladesh y debido a lo reportado nuevamente en este 2025, se ha despertado la preocupación de autoridades sanitarias internacionales. La OMS ha emitido alertas y recomendaciones tras los casos recientes de muertes de jóvenes en las regiones de Kerala (India), pues es un reflejo de la persistencia del virus en áreas endémicas y la necesidad de reforzar su trazabilidad.

La OMS recomienda una vigilancia epidemiológica activa, así como medidas de aislamiento, rastreo de contactos y medidas de protección al personal de salud, ya que las medidas de contención son las que más han demostrado efectividad, basadas en un sistema rápido de detección, comunicación eficiente y control de actividades humanas en contacto con animales. 

¿Hay un riesgo global de pandemia por virus Nipah? Sí, aunque es bajo en la actualidad, pues no hay circulación del virus fuera del sur de Asia, pero, el potencial pandémico existe en especial si se presentan mutaciones que aumenten la transmisibilidad entre humanos. Por ello, se debe alentar la inversión internacional y nacional en vigilancia, investigación clínica y fortalecimiento de las capacidades sanitarias en países vulnerables.

Si bien México no enfrenta un riesgo activo elevado por Nipah, es notorio que el sistema de salud no está, ni de cerca, preparado para contenerlo. Las capacidades técnicas y operacionales para detección y cerco, son, como para otros padecimientos otrora controlados y ahora reactivados (dengue, sarampión, tosferina, tuberculosis) muy limitadas. Por ello, se vuelve a insistir: el fortalecimiento del sistema de vigilancia epidemiológica y de laboratorios clínicos y de investigación, así como la capacitación continua a personal de salud, es fundamental. 

El comportamiento del virus Nipah es una amenaza significativa y la reciente alerta emitida por la OMS refuerza ese sentimiento de urgencia de mantener una vigilancia activa, impulsar el desarrollo de contramedidas médicas y prevenir una posible expansión que pueda convertirlo en una crisis sanitaria global. México: pon tus barbas a remojar. Es tiempo.

Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre.

 

RAA

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