“Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”.

Arquímides

Después de darle diez vueltas al tema de la concesión de la carretera Silao-Guanajuato, entregada por el entonces gobernador Diego Sinhue Rodríguez, esta es la conclusión a la que podemos llegar: le quitó al gobierno una gran palanca de desarrollo. Gratis. Sin ningún activo propiedad de los guanajuatenses.

Funcionarios del Gobierno afirman que a cambio Guanajuato contará con una nueva carretera Silao-San Miguel: Tendremos dos carreteras sin gastar el estado, sin endeudarse,  aseguró el secretario de Obra Pública, Juan Pablo Pérez Beltrán a AM. Un error, las dos concesiones serán de particulares, no activos ni patrimonio o  propiedad del estado. 

Nadie sabe y nadie supo cuáles serían las proyecciones del aforo carretero Silao-San Miguel. Lo que sí sabemos es que el costo planteado es estratosférico. Veamos lo que pudo hacer un gobernador comprometido con su tierra:

Primer acto: va y toca la puerta de cualquier banco, financiera, Banobras o fondo de inversión. Pide  3 mil millones de pesos a buena tasa; se los prestan. Le ponen tapete rojo, le hacen una fiesta y en menos que canta un gallo le depositan el dinero a una tasa variable a 20 años.

Segundo Acto: busca un proyecto de tres mil millones para unir Guanajuato con San Miguel, o bien, Silao con San Miguel. Se ajusta a esa cantidad. Licita la obra sin distingos. No pone dinero de sus activos y adquiere una deuda manejable. 

Tercer Acto: Ahora sí, Guanajuato cuenta con dos carreteras de cuota con las que amortiza en un plazo más corto el crédito. Serán fuente inagotable de recursos para nuevas generaciones y un ejemplo de que el gobierno también puede gestionar recursos apoyado en sus activos. 

Sin la menor duda eso es lo que haría la empresa privada en el esquema que describo en tres actos. Lo único que tendrá que sacrificar es un margen elevado de utilidades. El exgobernador, en la entrega de concesiones un día antes de dejar el mando, aprobó el costo de 107 millones de pesos el kilómetro de recorrido de una vía A2. Una obscenidad, justamente el doble de lo que nos costará la de cuatro carriles de San Miguel a Dolores construida por la misma empresa con concreto hidráulico.

Los gobernadores panistas han sido muy tímidos en invertir. Nunca se han apalancado con los enormes recursos que tenemos. La cantaleta es que los 20 o 30 mil millones de pesos que guardan en bancos “están etiquetados”. Podemos decir, pues quítales las etiquetas y ponlos a trabajar en favor de los guanajuatenses. Donde están sólo les sirven a los bancos. No somos viudas para vivir de rentas.

Quien más construyó fue Miguel Márquez Márquez y, sin lugar a dudas, pudo haber invertido el doble cuando las tasas eran del 5% anual. Seguro que al voltear la vista atrás el gobernante se arrepiente de no haber hecho mucho más. Entre otras obras, hizo el Eje Metropolitano que hoy desahoga la salida León-Silao; también construyó el Eco Bulevar entre León y San Francisco. Se animó a contratar al Ejército para unir a su pueblo, Purísima con León. Una obra importantísima fue el nuevo Hospital General en San Carlos.

Guanajuato es un lienzo hermoso para construir. Es un estado compacto, con muchas ciudades medianas y buenas oportunidades para la industria y la agricultura. Estamos bien comunicados y,  con el Ferropuerto en Celaya, seremos el centro distribuidor nacional de mercancías.

El problema es que sólo tenemos 900 millones para construir este año. Como hemos platicado, Nuevo León debe más de 100 mil millones y está invirtiendo unos 85 mil en un metro elevado, además de otras obras como un eje elevado sobre el Río Santa Catarina que desahogará el tráfico. Construyó un acueducto más desde la presa de El Cuchillo, todo con una deuda 10 veces más grande que la de Guanajuato. 

Bien dicen: las obras son amores. 

 

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