Siendo alcalde Ricardo Alaniz, en el año 2005, escribí para la Presidencia Municipal, el libro “León 2025: competitividad basada en el conocimiento”, que, a partir de un diagnóstico de la ciudad, proyectaba tres escenarios para León en el año 2025. Los ejercicios prospectivos no siempre aciertan sobre lo que sucederá en el futuro. Imaginaba que la ciudad prepararía los festejos de sus 450 y que tendríamos como principal restricción, al agua. El libro retomaba los ciclos migratorios hacia la ciudad, pues en el inicio del siglo, se comprobaba la riqueza cultural de otras culturas que confluían en León.

El diagnóstico presentaba que la oferta educativa tendría que revertirse para que tuviéramos programas académicos en ingenierías y ciencias de la salud, para construir ventajas competitivas para atraer inversiones, pues teníamos pocos años en contemplar la necesaria transición hacia una economía de servicios turísticos y de convenciones, en tanto los modelos de negocio de la industria del calzado tenían ya fuertes componentes de importación. La General Motors atraía a proveedores automotrices y paulatinamente, la industria se automatizaba para requerir técnicos en mecatrónica y en neumática. La necesidad de tener tecnología del agua para el reciclaje, nos movía a crear programas académicos en química ambiental.

León rebasaba hace 20 años apenas el millón de habitantes y me atrevía a considerar que, en el 2025, doblaríamos la cantidad, pues crecíamos a tasas de 3 % debido a la atracción que la ciudad tenía para estudiar, para crear empleos y para ocuparse en las crecientes fuente de trabajo. Las Joyas iniciaba como centro atractor de residentes que buscaban en la ciudad, mejores oportunidades de empleo, en los parques industriales que se proyectaba crear.

En aquellos años, apenas se podía pensar que el crecimiento hacia el sur sería una realidad. Los paradigmas en la planeación a veces son minúsculos comparados con la fuerza del mercado. Los asentamientos humanos proliferaban en la parte oriente para prolongar la mancha de la conurbación y con ello, a tener ya, problemas en las “horas pico” del tráfico para salir y entrar a León. Difícil era pensar que la ciudad tendría problemas con el abastecimiento de agua, pues los niveles freáticos todavía daban para ese millón de habitantes. Pero la realidad nos fue alcanzando. La pobreza creció en términos relativos y absolutos. CONEVAL nos recordaba en cada medición, que el crecimiento económico de la ciudad, no daba para que la riqueza se repartiera parejo.

En las colonias populares, el consumo de alcohol se transformó en adicciones a las drogas y las pandillas callejeras se hacían extensiones de cárteles. Las escuelas reflejaban deserciones importantes al final de la secundaria y se veía indispensable, crear opciones educativas con modalidades innovadoras como el SABES, para atender a la creciente población de adolescentes. Junto con esto, se fueron dando opciones de capacitación para el trabajo en esa industria que migraba poco a poco de ser plena en manufactura, hacia los servicios.

El libro “León 2025”, alcanzaba a construir escenarios con probabilidad de ocurrencia. Hoy, veinte años después, considero que se presentó el escenario “tendencial” y que estimaba en un 60 % de probabilidad de ocurrencia. Si bien la estructura económica de diversificación se dio, no pudimos construir un sistema de democratización de las decisiones, donde las mayorías participaran. Es cierto que el crecimiento del PIB local fue superior al nacional, pero la distribución de la riqueza, no fue pareja. Los niveles de retribución al salario, siguieron siendo los más bajos del centro del País. La excesiva concentración de la riqueza en pocas personas, contrastó con la de las mayorías que no la tienen. Por eso, considero que tenemos enormes desafíos para la celebración de los 450 años de nuestra fundación, como innovación en el agua para captarla y reusarla; la fuerza emprendedora en los jóvenes para que construyan su propio futuro; la solidaridad hacia las mejores causas que alivien las carencias de las mayorías y las oportunidades para que los jóvenes puedan tener esperanza en el futuro de nuestra maravillosa ciudad viva. 

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