La semana pasada en la ciudad de León se dio la coincidencia de escuchar, reflexionar y dialogar con tres interesantes personajes: Carlos Medina, Enrique de la Madrid y Edmundo Jacobo. Todos ellos involucrados en la política mexicana, e intentando buscar nuevos aires y caminos para fortalecer a los ciudadanos, que se encuentran acosados por un régimen que transita hacia la ingobernabilidad y el totalitarismo.

Mientras, la oposición oficial ni siquiera atina a presentar cara a una de las iniciativas más insensatas y perversas del régimen morenista: la elección de jueces, inspirados en las elecciones de juzgadores vigentes durante el Porfirismo. La gobernadora panista acabó uniéndose al circo, presumiendo su voto con orgullo. ¿Qué mensaje envía a los ciudadanos que votaron por el PAN para ponerla en la gubernatura? Algo no cuadra, hasta que se observan las planillas ganadoras. Curiosamente los candidatos morenistas a los tribunales federales centrales ganan, mientras los magistrados y jueces de distritos correspondientes a nuestro estado, vencen con las propuestas del gobierno panista. Mi hipótesis: negociaron con Morena la microelección.

Mientras eso ocurre en los entornos de un gobierno de oposición que se resiste a ser de oposición, porque prefiere los acuerdos con su hosco adversario, los ciudadanos comienzan la búsqueda de nuevos cauces que organicen a quienes no están dispuestos a vivir en el economato conformado mediante tarjetas guindas y rosas. La  gente que posee alas y gusta de la libertad, desea seguir volando y no está dispuesta a ser sumergida en los pantanos de la dádiva y la ayuda gubernamental… ¡una limosnita por favor! Como ya claman muchas personas, que han optado por mandar al diablo su dignidad.

Es necesario abocarse a construir ciudadanos fuertes, críticos, convencidos de luchar por una sociedad de libertades, con gobiernos limitados por el Estado de Derecho, que protejan nuestras garantías fundamentales. El camino será largo y complicado pero hay que empezar a luchar.

Por lo pronto en León se comenzó a conversar la problemática que nos aqueja, en desayunos, comidas y cenas con los visitantes De la Madrid y Jacobo, acompañados del exgobernador Medina Plascencia. Urge buscar otros derroteros. Con las cosas como están no hay camino que lleve a buen puerto. Una parte muy importante del empresariado local ha decidido iniciar una profunda reflexión sobre las condiciones actuales del país, de nuestro estado y del gobierno local. 

Las ideas empiezan a aparecer. Edmundo Jacobo propone la construcción de una nueva alternativa electoral: Somos México, bajo el reconocimiento de que no hay otro camino para competir en los próximos años, que no sea mediante un instituto político. Pero acota, que a diferencia de los actuales, esta nueva expresión nazca engendrada desde un ciudadanismo militante, dispuesto a empoderarse frente a las partidocracias corruptas que hoy colonizan a las instituciones político-electorales. Debe ser algo nuevo y revolucionario.

Medina Plascencia reitera sus postulados: el gobierno entendido como el proceso autodirigido para lograr el bien común, y al acto de gobernar como la acción de coordinar la energía de la sociedad a través de la utilización de elecciones primarias obligatorias dentro de los partidos. Propuesta que recoge Somos Mx… ¡feliz coincidencia! 

De la Madrid plantea insistir en las libertades, pero entendiendo que estas deben de concretarse a través de la construcción de gobiernos eficaces y eficientes, cuyo contenido consista en ejercitar la democracia, pero adicionada con políticas públicas para crecer y aumentar la productividad.

En el momento en que se mezclen y fragüen las ideas que poco a poco fueron externándose, discutiéndose, y seguramente meditadas, un grupo sólido de ciudadanos llegará a la conclusión de que hay que cambiar las cosas. Que nuestras comunidades no resisten la continuidad de gobiernos conformados en camarillas inamovibles, dedicadas a explotar en beneficio personal y de grupo los presupuestos públicos y el abuso del poder gubernamental. La tarea es ardua, habrá que hacer dos cosas al mismo tiempo: derrocar a la economía de compadres que ha secuestrado el futuro de los guanajuatenses; e impedir que el régimen populista, se asiente en Guanajuato, degradando a la sociedad y fortaleciendo la moderna tienda de raya, encubierta como políticas de “apoyos sociales generalizados” que gestionan. Se trata de una aviesa estrategia, diseñada para manipular y  controlar el voto de la ciudadanía. 

Por lo pronto, el mensaje llegó claro y conciso a  importantes miembros de la esta sociedad, desde donde puede iniciarse un proyecto de transformación que dé nuevos bríos a León. Hay que cambiar las cosas pronto. ¿Quién ayuda?

 

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