Se ha propuesto la construcción de un “Domo Dorado” para proteger a los Estados Unidos de cualquier ataque enemigo. La propuesta ha sido discutida por especialistas de la Sociedad Norteamericana de Física (ver: American Physical Society, Panel on Public Affairs. Strategic ballistic missile defense: Challenges to defending the United States. February 2025) y sus resultados son poco alentadores.
Esta propuesta es similar en sus objetivos a la Iniciativa de Defensa Estratégica presentada en 1983, hace cuarenta y dos años, por la administración del presidente Reagan. En ese caso la idea era utilizar láseres y armas de energía cinética para destruir o inhabilitar cualquier misil enemigo.
La Sociedad Norteamericana de Física (APS) también elaboró un reporte sobre la factibilidad técnica de esa propuesta concluyendo que no era factible.
Las potencias nucleares del mundo tienen habilitados sistemas de defensa, pero estos son sistemas muy puntuales y específicos -no son sistemas para defenderse de un ataque masivo además de que por razones obvias nunca han sido probados en situación reales- son sistemas que teóricamente pueden proteger una instalación militar o civil de alta importancia, pero no pueden proteger un país entero, menos países tan extensos como Estados Unidos, Rusia o China.
Desde luego a casi cualquier ciudadano que se le pregunte si desea que su país sea protegido de enemigos por un “domo impenetrable”, seguramente la respuesta será afirmativa, sin embargo, al analizar las dificultades técnicas de esta propuesta resulta evidente su extraordinaria complejidad y costo.
Las tres etapas de un misil intercontinental son; la etapa de lanzamiento que tiene una duración de aproximadamente dos a cinco minutos durante la cual los motores del cohete están encendidos. Esta es la etapa más vulnerable del misil pues es cuando es más fácilmente detectable, sin embargo, a menos que se esté muy cerca del lugar de lanzamiento es extraordinariamente difícil destruir cualquier misil.
La segunda etapa es la de trayectoria media con una duración de veinte a treinta minutos. Durante ese tiempo el misil viaja en el espacio de modo inercial y dado que los motores ya están apagados se complica mucho su detección, además de que en esa etapa el misil puede descomponerse en múltiples blancos la mayoría de los cuales son inofensivos y tienen como propósito confundir a cualquier sistema de defensa.
Finalmente, la tercera etapa es la etapa terminal que dura menos de un minuto y es extraordinariamente difícil ofrecer alguna defensa pues las bombas viajan a velocidades hipersónicas y además son muy numerosas y múltiples, pues se encuentran las bombas reales y las ficticias, en tan corto tiempo no se puede determinar cuáles son inofensivas y cuáles son reales.
La idea central del Domo Dorado es colocar misiles interceptores en el espacio a una altura de menos de dos mil kilómetros, sin embargo, un análisis detallado muestra que defenderse con un margen de seguridad aceptable de un solo misil nuclear lanzado por un país pequeño como Corea del Norte requeriría de más de mil misiles interceptores de defensa colocados en órbita.
Defenderse de un ataque enemigo de diez misiles nucleares enemigos requeriría tener no menos de treinta mil misiles interceptores de defensa en el espacio. A modo de comparación vale recordar que actualmente la red de comunicación de Starlink cuenta con doce mil satélites orbitando la Tierra.
La propuesta del Domo Dorado consiste en ofrecer protección de un ataque realizado con un solo misil, debido a que cualquier ataque realizado con más misiles tendría una abrumadora respuesta nuclear estadounidense.
El objetivo es que el Domo Dorado sea un medio de disuasión que tendría un costo de 175 mil millones de dólares.
