En la escuela era muy castigado -por lo menos en mi generación de los Baby Boomer-, a quien sacara “acordeones” en los exámenes y estos, eran aquellos papelitos que, ante la complejidad de las preguntas, se introducían para poder responder a lo complejo. Ahora se volvieron a poner de moda en este deporte del truco, que practicamos tan bien en México, para violar la ley. Este término, “el acordeón” con la Elección Judicial se revivió, pues cantidad de personas han denunciado en redes sociales y ante la autoridad electoral, la distribución de “acordeones”, por parte del partido en el poder y del gobierno federal, que distribuyen entre sus correligionarios para los acarreos masivos y así puedan votar por aquellos jueces afines a su movimiento. El “acordeón”, es la guía para inducir el voto preponderantemente entre quienes forman parte del gobierno, de sindicatos y de beneficiarios de programas sociales.

Sabemos que nuestro País pasó por una discusión compleja al incursionar en este proyecto de que los jueces fueran votados de acuerdo a su nivel de popularidad o de conocimiento entre el electorado. Esto se concretó en una ley y ahora, en una elección. Como lo he celebrado en este espacio, nuestro querido México incursiona ya en la “democracia directa”, en donde temáticas como el “presupuesto participativo” o la decisión de construir obra pública, pasan por el escrutinio y el voto popular. No es fácil sumergirse en estas aguas, como vimos en aquellas elecciones “a mano alzada” del ex Presidente López Obrador o como cuando pidió votar por esa idea antigua de enjuiciar a los ex Presidentes y más tarde, en el “mandato revocatorio” ya organizado por el INE. El resultado, fue una tasa bajísima de participación, pues no despertó el interés ciudadano.

Se hicieron especulaciones durante las últimas semanas basadas en sondeos de opinión pública, sobre la reducida disposición para votar este domingo por los jueces, dado que poca gente sabe de la elección y porque no conoce a los candidatos, a pesar de la promoción hecha por el INE y por MORENA y el gobierno federal, sus principales promotores. Las encuestadoras nacionales coinciden en que un porcentaje entre el 50% y el 70%, no saben de la elección y en que menos del 25%, mostraron algún tipo de interés en votar. Esto, nos llevaría a rangos entre el 10 % y el 15 % de participación y en estados como Guanajuato, a la mitad de esas cifras.

Pero lo que sí sabemos, es que la división de poderes es a final de cuentas, el asunto que se definirá en estas elecciones, pues “haya sido como haya sido” en el pasado, los tres Poderes de la Unión (el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial) estuvieron separados y ahora, es lo más probable, el tercer poder, el Judicial, será también controlado por el partido en el poder. Esa es la razón de la enorme cantidad de propaganda que ha desplegado el gobierno federal y sus partidos, para que la ciudadanía salga a votar por sus candidatos de acuerdo al “acordeón”. Así, que la estrategia de que el gobierno y el partido oficial hagan “acordeones” como en la escuela, es precisamente para inducir al voto y esto se ha hecho en todos los niveles empezando por la Presidencia de la República y así hasta pasar por gobernadores y alcaldes que inducen abiertamente el voto a la ciudadanía con el “acordeón”.

La estrategia concebida por el ex Presidente López Obrador fue genial. Se trataba de movilizar a los militantes del partido en el poder sabiendo que la oposición no participaría y aún con una votación reducida de la lista nominal de electores, legalmente tendrían a jueces afines al gobierno. La cuestión de los “acordeones” se olvidará después del domingo y quizás haya solo alguna observación por parte del Tribunal Federal Electoral.

Los jueces fueron un clan familiar que heredaba y gozaba las plazas y el presupuesto. Es cierto. Incluso sus sueldos y privilegios estaban fuera de toda proporción del común de los mortales. Pero mantenían como sistema, una autonomía. Esa realidad dio argumentos fuertes para que se buscara modificar el sistema judicial. En esta nueva era que inicia y a pesar de los filtros que se hicieron, es probable que tengamos ahora jueces sin independencia y cercanos al poder político. Y lo peor que podría pasar también, es que, además, estuvieran cercanos al crimen, que como sabemos, también vota.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *