¡Qué hermoso es ver nuestra ciudad, nuestras avenidas, parques y casas, colorearse con los tabachines, ahora que las jacarandas ya están soltando sus flores!.
Es como si el arcoíris quisiera enseñorearse con nuestro querido León, Guanajuato, y del color púrpura pasase al carmín intenso, para hacernos sentir orgullosos y felices… porque al final, los dos árboles, para adornar, proteger o hasta enmarcar sus flores, también nos muestran el verde característico de nosotros, los lechugueros, los “panzas verdes”.
Su nombre científico es “Delonix regia” del griego, delos= evidente, y ónix=garra, en referencia a sus pétalos… pero también se le llama “Chivato (porque se usaba para cercar las chivas), Malinche, Ponciano Real, Flamboyant, Flamboyán, Frambroyán de Madagascar o Clavellina de Madagascar”, de donde es originario, pero donde está en peligro de extinción. Aunque el nombre que más me gustó fue: “Árbol de fuego”, porque realmente ese su color bermellón, tan encendido, lo semeja.
Puede alcanzar una altura de 8 o hasta 15 metros; sus flores son grandes, con cuatro pétalos de 6 cm de longitud, y un quinto pétalo llamado “estandarte”, que es más largo y de color blanco, aunque el centro lo muestra amarillo y está jaspeado como con pequeños rubíes y con toda la orilla color rojo vino… y son usadas en té para problemas respiratorios. Hay una variedad llamada “Flavida” que tiene flores amarillas Sus vainas maduras son leñosas, y en algunos lados las usan como instrumentos de percusión o como alimento de ganado. Y su corteza se aplica macerada sobre las articulaciones reumáticas. Las hojas de un verde muy vivo, miden de 30 a 50 cm de largo, cada una tiene de 20 a 40 pares de folíolos primarios compuestos, también llamados pinnados y cada uno de éstos está, dividido a su vez, en 10 ó 20 pares de folíolos secundarios.
Se puede encontrar en varias partes del mundo, desde el sur de EUA, hasta Australia, pasando por todo México, Puerto Rico, América Central, el Caribe y Sudamérica. También en África, y en las Islas Canarias así como en el sur de España. Se le considera una especie “invasora” porque su sombra densa y amplia, impide el crecimiento de otras especies.
Yo, ahora que están floreando, procuro irme por el Alonso de Torres que se ve bellísimo con todos sus árboles escarlatas… ¡sembremos más de ellos a todo lo largo de nuestros bulevares! ¡así como jacarandas!, porque además de que dan una
hermosa y fresca sombra, ¡iluminan nuestras almas y nuestros ánimos!.
Según la revista Architecture Digest de México y Latinoamérica: “El Tabachín es un árbol magnífico que agrega un toque de color y elegancia a cualquier paisaje. Con sus flores deslumbrantes color rojo brillante, su follaje exuberante y su presencia majestuosa, este árbol es toda una joya de la naturaleza que merece ser apreciada y cuidada. Y posee diversos significados espirituales en diferentes culturas y tradiciones, ya que muchas personas lo asocian con simbolismos que van desde la vitalidad y la pasión, hasta la conexión con la tierra y la renovación.
Las vibrantes flores rojas, naranjas o amarillas del Tabachín evocan una sensación de energía y vitalidad. En muchas culturas, se considera que esta floración exuberante simboliza la pasión por la vida y el amor por la naturaleza. Se dice que la presencia de este árbol inspira y revitaliza, recordando a las personas la importancia de vivir con entusiasmo y alegría”. !”Así que, tratemos, como su nombre lo indica, ¡de vivir apasionadamente, como el fuego!.
Es interesante, porque hasta hoy que escribí mi artículo, me tomé el tiempo de cortar una de sus flores y observar su “estandarte”, ¡no me había dado cuenta que uno de sus pétalos es diferente y muy bonito! ¡tengo un árbol justo enfrente de mi casa, y no lo había notado! Y me hace reflexionar, ¿cuántas veces pasamos por alto los hechos porque los damos por sentados? ¿cuántas veces no me doy el tiempo de ver, de contemplar, de observar aquello que realmente me causa tanta felicidad?.
P.D. Realmente ha sido una semana muy triste para nuestro México: primero lo del choque del Cuauhtémoc, nuestro buque escuela; luego, el asesinato 7 muchachos en San Felipe y de 2 altos funcionarios del gobierno de la CDMX; y para terminar, las manifestaciones de la CNTE… ¿a dónde vamos a parar?.
