“Kermés” es la forma más correcta y recomendada para referirnos a una “fiesta popular al aire libre, con bailes, concursos y rifas, con un enfoque benéfico”. Es una adaptación de la voz francesa de origen holandés “kermésse”, que significa “verbena de carácter benéfico”. Parroquias, escuelas, obras sociales, recurrimos a la kermés para obtener recursos para el sostenimiento de la institución.
En nuestro México, “kermés” la asociamos con juegos, comida, música y actividades de carácter benéfico; es una fiesta tradicional latinoamericana, similar al carnaval, que alegra a quienes la organizan como a quienes asisten a ella. Muchos la tenemos en la mente cuando recordamos la escuela y su “kermés”; por eso, es un ritual, un asunto de vida, para convivir y también de júbilo para recordar o celebrar a un santo.
Supongo que casi todos los mexicanos hemos estado presentes en una kermés, eventos que representan perfectamente a nuestro país, donde hay juegos, comida, color, bromas, cárcel, registro civil, juegos mecánicos, rifas, convivencia y música. Lo recaudado se canaliza para pintar la escuela, para cambiar bancas del templo o para remodelar una calle. Pero como nos gusta la kermés, acudimos para convivir, y por eso los mexicanos gozamos esa fiesta que se puede celebrar cualquier día del año o haciéndola coincidir con memoriales o con santorales, como el de María Auxiliadora que desde hace décadas se celebra en Ciudad del Niño Don Bosco
La kermés en México nació desde el periodo de la colonia, cuando la iglesia organizaba este tipo de fiestas para atraer a la gente y realizar obras o remodelaciones, aunque también se dice que lo que conocemos como “kermés” llegó a México de Europa hasta el siglo XIX. Al final, el hecho que tenemos al menos dos siglos con ellas. Y aunque son más de tradición popular, también las realizan instituciones “fifís”. Pero actualmente, son más populares, de barrios, de escuelas públicas, de parroquias en suburbios. Como es popular, la kermés se celebra al aire libre, de día o de noche, con o sin juegos mecánicos. Para nosotros, la kermés de Santa Rosa Plan de Ayala es tradición para reunir fondos, es cierto, pero la felicidad que nos provoca es mayor, pues la devoción a María Auxiliadora congrega a la comunidad.
Por eso digo que las kerméses también son fiestas para celebrar a algún santo, el aniversario de un colegio o un simple y bonito pretexto para obligar la convivencia y la participación. La kermés es apoyo a la comunidad, tiene una causa. Si no tiene comida, no es kermés, sobre todo antojitos mexicanos (tacos dorados, tostadas, enchiladas, botanas como chicharrones, frutas con chile, buñuelos, aguas frescas, postres como arroz con leche, gelatinas, nieves, carlotas), pero también comida extranjera “mexicanizada”, como hamburguesas, alitas, papas a la francesa, hot dogs. Algunos años eran refrescos en bolsa, ahora vasos que contaminan mucho. Si la kermés no tiene música, no lo es. Y por eso las bandas y el “sonidero”.
La participación de la comunidad es clave para que tenga remanentes para la causa en común, pues la gente (feligreses, padres de familia, benefactores) aporta los “puestos” y con eso, los ingresos son mayores y los egresos, menos. Lo más común en una kermés es canjear tu dinero por “boletitos” para comprar alimentos. Las bodas en el registro civil, un juego que no pasa de moda, al igual que la cárcel; allí puedes firmar un acta de matrimonio y divertirte con el ritual. También hay concursos de baile, destrezas, y rifas de algún juguete (tómbola).
Ojalá por muchos años la tradición de la kermés siga en este México que lucha por mantener su tejido social a pesar de tanto crimen. La reconstrucción pasa por actividades y espacios comunes, donde la comunidad se encuentra y se construyen tradiciones del bien común. Las ferias, los torneos deportivos, los bailes, las fiestas, los velorios incluso, han sido construidos por el pueblo para encontrarse. La kermés, por eso, debe sobrevivir. Yo les espero hoy, todo el día en la hacienda mágica de Santa Rosa. Los beneficios del evento son para el sostenimiento de los internados de Ciudad del Niño Don Bosco. Les espero.
