La rosa ha sido una encantadora fuente de inspiración para la humanidad. Algunas de las más hermosas líneas de la literatura universal tienen en ella su fuente. Angelus Silesius expresó el misterio de la rosa en una sola maravillosa línea: “Die Rose ist ohne Warum” que podríamos laxamente traducir como; La rosa no tiene explicación, es como es porque así es.

Por su parte, Jorge Luis Borges, quien es considerado por muchos como el más grande escritor de la lengua española junto a Cervantes, escribió el poema “La rosa” que dice:

La rosa,

la inmarcesible rosa que no canto,

la que es peso y fragancia,

la del negro jardín en la alta noche,

la de cualquier jardín y cualquier tarde,

la rosa que resurge de la tenue

ceniza por el arte de la alquimia,

la rosa de los persas y de Ariosto,

la que siempre está sola,

la que siempre es la rosa de las rosas,

la joven flor platónica,

la ardiente y ciega rosa que no canto,

la rosa inalcanzable.

Sin embargo, otros aspectos de esta flor son tan enigmáticos como su belleza, olor y textura, por ejemplo, su estructura geométrica. Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén han realizado estudios teórico-computacionales sobre la forma de los pétalos de la rosa y la estructura geométrica global de la flor. En particular han estudiado el efecto que tiene la estructura de los pétalos cuando estos toman forma poligonal, en la estructura general de la flor. Encontraron que la forma puntiaguda de las orillas de los pétalos está relacionada con un famoso resultado geométrico llamado la; “incompatibilidad de Mainardi-Codazzi-Peterson”.

Vale subrayar que estos resultados de investigación surgieron inicialmente como parte del estudio de “robótica suave” para interacción humana, así como en el despliegue de estructuras externas a naves espaciales.

 

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