En los últimos años, México ha registrado un incremento preocupante en los casos de encefalitis viral y otras enfermedades zoonóticas, lo que ha encendido las alertas tanto a nivel nacional como internacional. La encefalitis, una inflamación del cerebro que puede ser provocada por virus, bacterias u otros agentes, es ahora un foco de atención clínica debido a su creciente incidencia y a las graves secuelas neurológicas que puede provocar si no se detecta y atiende a tiempo.
Es importante señalar que este incremento no es exclusivo de México, puesto que en diversas partes del mundo se han documentado brotes importantes de encefalitis viral relacionados con agentes como el virus del Nilo Occidental, la transmitida por garrapatas en Europa y virus emergentes como el Oropouche en América Latina y el Caribe. En Estados Unidos, por ejemplo, se reportaron en 2024 varios casos de encefalitis equina oriental, la cual es una enfermedad rara pero de alta letalidad transmitida por mosquitos.
En México, si bien la encefalitis no es una enfermedad de notificación obligatoria en todos los casos, existen señales notorias de su incremento. Uno de los indicadores más relevantes ha sido el aumento de enfermedades como el dengue, especialmente en su variante DEN-3, la cual ha sido asociada con complicaciones neurológicas como encefalitis y hepatitis. Estados como Nuevo León, Jalisco y Veracruz han visto un repunte en hospitalizaciones por casos graves, lo cual también ha coincidido con un aumento de pacientes con síntomas neurológicos.
Paralelamente, las enfermedades zoonóticas han mostrado un alza sostenida. De acuerdo con cifras recientes de autoridades epidemiológicas, enfermedades como la brucelosis, leptospirosis y triquinosis han aumentado en varias regiones del país. En Nuevo León, por ejemplo, los casos de brucelosis aumentaron más del 100% en 2024 con respecto al año anterior, lo que evidencia un problema de fondo relacionado con la vigilancia y control sanitario de los animales y la higiene de los alimentos.
El aumento de casos tiene origen en diversos factores, entre ellos destacan la transformación del clima que ha favorecido la expansión de vectores como mosquitos y garrapatas a nuevas regiones, la pérdida de biodiversidad que altera los ecosistemas y favorece la transmisión de enfermedades y el aumento del contacto entre humanos y animales, tanto en zonas rurales como urbanas. También se ha observado que una mejor capacidad diagnóstica ha contribuido a identificar casos que antes podrían haber pasado desapercibidos.
Frente a este escenario, las autoridades sanitarias mexicanas, habrán de reforzar los mensajes claros de prevención y deberá insistirse en la importancia de mantener los esquemas de vacunación al día, así como recomendar acudir de inmediato a los servicios médicos ante síntomas como fiebre, dolor de cabeza intenso, confusión o convulsiones, ya que podrían indicar un cuadro de encefalitis. Asimismo, se deberá promover el uso de repelentes, ropa protectora y medidas de higiene alimentaria, con el fin de reducir el riesgo de contagio. El llamado también deberá dirigirse a grupos de riesgo como niños menores de un año, adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios comprometidos, quienes pueden desarrollar formas más graves de la enfermedad.
En suma, el aumento de la encefalitis y otras enfermedades zoonóticas en México representa un serio desafío de salud pública y requiere una respuesta integral que incluya prevención, vigilancia epidemiológica, educación comunitaria y coordinación internacional. Solo mediante una acción conjunta se podrá contener esta amenaza emergente y proteger la salud de la población. Como en otras afrentas, los ciudadanos debemos exigir lo propio y aportar lo necesario. Es tiempo.
Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre.
