Estamos, en teoría, a dos semanas de que inicien las lluvias, pero lejos de que nuestros deseos se hagan realidad. La humedad relativa es mínima, los pastos están secos y cantidad de árboles mueren por la sequía. Desde la Sierra de Lobos, desde la Mesa de la Virgen, se ve a lo lejos —y tan cerca— nuestra querida ciudad. Aquí, donde se inicia el ciclo del agua, el panorama es desolador. Avanzan los fraccionamientos, la erosión es intensa y la temperatura global y local se incrementa cada año. Con esto, se dan las condiciones para que los incendios forestales y urbanos se incrementen y acaben con la biomasa que construimos con mucho esfuerzo, con la reforestación.
Los incendios son producidos por nosotros, los humanos, y son muchos. En abril, en el estado de Guanajuato, se apagaron casi una centena de incendios, incluyendo las quemas forestales y de pastizales, afectando miles de hectáreas. Los incendios forestales, en gran parte, son provocados por actividades humanas y tienen consecuencias devastadoras para el medio ambiente, la salud y la seguridad humana. Son causas principales la negligencia, con fogatas no apagadas o quema de basura, y actividades intencionales, como quema para despejar terrenos y urbanizarlos. No dudo, por eso, que se sigan incrementando en las zonas norte de León, donde el apetito inmobiliario sigue creciendo.
Las consecuencias de los incendios son la destrucción de ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, contaminación del aire y del suelo, y los riesgos para la salud humana. Dentro de la mancha urbana de León, también se dan por quemar basura y residuos de hierba, y, junto con los que se dan en viviendas con precariedad, representan un riesgo para las personas. ¿Cómo reducirlos? Si atendemos a las causas de los incendios forestales y analizamos las actividades humanas, tendríamos que planear a través de códigos de ordenamiento territorial para delimitar usos de suelo, resolver conflictos entre personas o comunidades, castigar la tala ilegal y armar grupos ciudadanos y de universitarios para combatir los incendios en la Sierra de Lobos.
Si bien es cierto que otras causas son los fenómenos naturales, la verdad es que son pocos los provocados por la madre naturaleza y son menos frecuentes, pues algunos incendios pueden ser causados por fenómenos naturales como descargas eléctricas o erupciones volcánicas, o condiciones climáticas como la sequía, las altas temperaturas y los vientos fuertes, que favorecen la propagación de los incendios. Le aprendí a Don Jorge Arena que la construcción de “barreras cortafuego” es otra excelente alternativa, pues, al ser caminos o brechas, impiden que el fuego se propague en los montes. La reforestación genera microclimas que incrementan la humedad relativa y mantienen hidratados a los árboles, y esto reduce la propagación del fuego.
El impacto ambiental es la principal consecuencia de los incendios forestales, pues se destruyen ecosistemas y la biodiversidad; se pierde suelo fértil y, con ello, se provoca erosión; hay contaminación del aire y del agua; se generan gases de efecto invernadero y aumenta el calentamiento global. Hay también un impacto socioeconómico, con riesgos para la salud humana (problemas respiratorios, alergias) y, en algunos casos, hay destrucción de propiedades y viviendas, así como pérdida de cultivos y ganadería. Además, hay un impacto en la fauna, pues hay muerte de animales por el fuego y por la pérdida de su hábitat, y se da la migración y desplazamiento de especies.
Como sociedad, podemos ayudar a prevenir incendios forestales al cuidar de las fogatas en zonas boscosas y asegurarse de apagarlas; no arrojar colillas de cigarrillo; denunciar el uso del fuego para limpiar terrenos o quemar basura; informar a las autoridades ante cualquier sospecha de incendio; participar en programas de prevención de incendios, y mantener los terrenos limpios y libres de materiales combustibles, como lo piden las campañas de protección civil municipal. Lamentablemente, los datos oficiales reportan que León ya supera las hectáreas afectadas del 2024 por incendios, y aunque suponemos que, con el inicio de la temporada de lluvias, con eso se reduce la problemática de incendios, debemos trabajar como sociedad para reforestar y cuidar el agua, para que no se acaben las lluvias.
LALC
