No sabemos si es falta de ambición o ineptitud, pero nuestros funcionarios cuatroteros han desperdiciado otra oportunidad. Se conforman con una medalla de bronce cuando deberían ir por la de oro. Les falta echarle ganas, les falta talacha, ¿cómo es posible que sólo asciendan al tercer lugar mundial en el índice global de crimen organizado y se dejen superar por Myanmar y Colombia?
Necesitan esforzarse en incrementar el huachicoleo, elevar el cobro de piso, aumentar los asaltos y secuestros, impulsar las desapariciones, tanto de personas como de quienes las buscan; se requieren más ranchos clandestinos de entrenamiento y exterminio, y una mayor participación del narco en la política: que le apoquine más a las campañas.

Si la idea es hacer de la política mexicana un chiquero, ¡háganlo grande, que lo note el mundo! No se vale conformarse con un tercero cuando fácilmente pueden ser primeros: ¡ya están muy cerca, solamente a poco más de medio punto de la gloria mundial!
Caray, qué falta de ambición muestran, éstos siendo tan buenos y solícitos para contestar las llamadas en el “batifono” cuando llama “La Comisionada” a “Batman” Harfuch para darle sus instrucciones.

Pero ya hablando en serio: ¿no les parece lamentable y vergonzoso que según mediciones del Banco MundialL nos ubique éste como el tercer país del mundo con una mayor participación del crimen organizado en su sociedad?

Es una vergüenza y esto ha acontecido tanto en el anterior sexenio como en el actual: ¡nada de que Calderón y Zedillo! El crecimiento del hampa narco en México ha ocurrido bajo la 4T y nadie más. Por lo tanto, es para ellos el demérito, la culpa, la responsabilidad.

Podremos especular sobre las causas: hay quienes afirman que la complicidad es antigua y que tiene que ver con contribuciones de campaña a cambio de protección; otros apuntan a una “sociedad” entre criminales y autoridades. Otros no descartan que los verdaderos líderes de algunos cárteles sean funcionarios públicos, pero no cualquiera, sino de los encumbrados.

¿Cómo es posible que el Gobierno juegue al Tío Lolo mientras sectores completos de nuestra producción agrícola suspenden sus labores por no soportar ya las extorsiones de los grupos criminales?

Dicen que hacen cosas, arman conferencias muy apantallantes y, para tapar el ojo al macho, de repente hacen decomisos o afirman haber capturado a un “importante líder” del narco.

Mas, no obstante, lo importante es que la actividad criminal crece y se evidencia con desfiles de hombres armados en ciudades de Michoacán, o en Ecatepec que hacen labores de reclutamiento vía redes sociales, desafiando abiertamente al Gobierno y a sus “fuerzas del orden”.

Hablan con voz engolada de la “coordinación” de Ejército con Guardia Nacional y autoridades locales, y la verdad es que los militares detestan al consentido de la Doña, García Harfuch, y que las autoridades locales trabajan para el narco.

La medición del Banco Mundial lo deja claro, pues toma en cuenta varios parámetros, siendo uno de ellos -importante- la preparación de los Gobiernos de cada país para enfrentar al crimen organizado.

Si nos andamos peleando la supremacía del despapaye es porque este organismo internacional considera que nuestro Gobierno, nuestro Supremo Politburó, se asemeja en todo a la famosa Carabina de Ambrosio en lo que se refiere al combate a las organizaciones criminales.

Todo eso de “planes” y estrategias para combatir la inseguridad es una vacilada más. Para ellos, los oficialistas, los gobernícolas, resulta muchas veces más importante simular que actuar.

De ahí los casi nulos resultados, aunque -debemos advertir- una parte de esta simulación incluye inventar cifras y alterar estadísticas para convencer al ciudadano de que “bajaron los homicidios” o “se han reducido los delitos”. Son juegos de números que consisten en reclasificar delitos, no contabilizarlos o cambiarlos de rubro para que aparezcan como otra cosa. 

Especialmente grave nos parece el caso de los feminicidios. Debe resultarnos intolerable que, con una Presidenta y una Secretaria de Gobernación, el Gobierno mexicano le preste tan poca atención efectiva a este delito: matar a madres buscadoras es barbárico, y sin embargo, en México las matan con plena impunidad.

 

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